De acuerdo con el estudio realizado por varios organismos internacionales y agencias de las Naciones Unidas, aquellas personas que no pueden cubrir sus necesidades básicas de alimentación son cada vez en México (18,3 por ciento), Honduras (26,1) y Ecuador (12,8), indicador que se disparó el pasado año a causa de la pandemia.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la pobreza extrema en Latinoamérica alcanzó en 2020 niveles no observados en los últimos 12 y 20 años, respectivamente, así como un empeoramiento de los índices de desigualdad y en las tasas de ocupación y participación laboral sobre todo en las mujeres.
Todo ello debido a la pandemia de la Covid-19 y pese a los paquetes de protección social de emergencia que los gobiernos adoptaron para frenarla.
Y como era de esperar, en la mayoría de los Estados creció el endeudamiento por inyectarse fondos de emergencia en los sistemas de salud y entregar ayudas directas a las familias más vulnerables y a las empresas afectadas por una recesión, que hizo caer la actividad económica un 7,7 por ciento en 2020.
Algo similar ocurrió con el mercado laboral, donde la desocupación considerada la gran protagonista de los niveles de pobreza, alcanzó el 10,7 por ciento el pasado año, un incremento de 2,6 puntos porcentuales respecto del valor registrado en 2019, con una importante salida de personas de la fuerza de trabajo.
En tal sentido, sobresalió una escasa posibilidad del teletrabajo, ya que sólo el 21,3 por ciento de los ocupados en la región pudo llevar a cabo su empleo mediante esa modalidad.
Los países con mayores tasas de desempleo fueron Argentina (20,9 por ciento), Colombia (21,8), Costa Rica (20,1) y Perú (39,5), según el informe donde se recoge que la desocupación más alta se observó en los hogares más pobres por prevalecer en ellos el trabajo informal.
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