Según la autoridad, el despliegue de fuerzas de seguridad tuvo un carácter limitado, sin ofrecer más detalles de la acción para detener al tirador experto y veterano de misiones en Afganistán, Iraq y Kosovo, quien es perseguido por amenazar a diversas personas, entre ellas al virólogo Marc Van Ranst, muy conocido en el ámbito del enfrentamiento a la Covid-19.
El diario local en neerlandés Het Belang van Limburg había reportado la movilización de sábado para domingo de una veintena de vehículos policiales y militares en el parque nacional de Hoge Kempen, ubicado en la región flamenca.
Conings, de 46 años, está fuertemente armado y antes de marcharse a la clandestinidad dejó cartas a sus seres queridos prometiendo ‘unirse a la resistencia y no rendirse sin luchar’ al ‘estar cansado de una sociedad de políticos y virólogos que nos han quitado todo’.
El militar activo y detractor de la vacunación contra la Covid-19 fue incluido en febrero en el nivel tres de amenaza de los servicios de inteligencia, por sus posturas de extrema derecha.
En ese sentido abundan los cuestionamientos al gobierno y a mandos castrenses por mantener el acceso del ahora prófugo al arsenal de la unidad del Ejército a la que pertenecía.
La ministra de Defensa, Ludivine Dedonder, descartó esta semana responsabilidad en los hechos, al desconocer el nivel de alerta en el cual se encontraba el militar, y adelantó reformas y sanciones en el ámbito castrense por lo ocurrido.
También rechazó el apoyo en algunos sectores de la población a Conings, afirmando: ‘respaldar a este hombre, es respaldar a un hombre que ha amenazado con asesinar y herir a inocentes’.
Por su parte, Serge Lipszyc, el presidente del Comité R, que controla los servicios de inteligencia belgas, prometió una investigación.
De acuerdo con el funcionario, en un mes estará listo el informe sobre la pesquisa, que abarcaría desde 2015, cuando al parecer Conings dio las primeras señales de radicalización, hasta el momento en el cual ‘paso a la acción’.
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