El domingo pasado, efectivos del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) hallaron otros tres cuerpos flotando en el río Marraganti, en plena selva del Darién, quienes presuntamente perecieron por inmersión al tratar de atravesar una de las junglas más peligrosas del mundo.
Anteriormente también las autoridades encontraron cuerpos flotando en las corrientes, víctimas que se unen a la cifra indeterminada que fallecen por diversas causas dentro de la jungla, como expresaron múltiples testimonios de los caminantes.
‘Esta ruta es altamente peligrosa y de riesgo para quienes la utilizan para ingresar al territorio panameño, por su condición inhóspita y selvática, como también el clima que es muy variable’, declaró el fiscal superior de Darién, Julio Vergara Castillo, reportó el diario La Estrella de Panamá.
‘De acuerdo con los informes de necropsia, la mayoría de las muertes han sido por inmersión y (hasta el momento) no se han registrado muertes traumáticas por homicidio’, agregó el funcionario.
El flujo continúa a pesar de que el gobierno istmeño cerró su frontera con Colombia desde el 20 de mayo pasado, en respuesta de la acción contraria tomada por el vecino país, el cual abrió los pasos entre Ecuador, Brasil, Perú y Panamá por ‘razones económicas’.
En esta época lluviosa del año, las caudalosas cuencas de la zona que comparten Colombia y Panamá, agregan un peligro aún mayor para quienes se aventuran a transitar durante una semana por la tupida selva, donde las sorpresivas crecientes arrastran a los migrantes quienes desconocen esos parajes.
Sin escuchar las advertencias oficiales de los peligros que enfrentan, 11 mil 370 irregulares llegaron por esa vía a territorio panameño en el primer cuatrimestre de este año, según cifras oficiales, lo que hizo un acumulado de 111 mil migrantes desde el 2014 hasta mediados de abril, dijo Oriel Ortega, director de Senafront al canal TVN-2.
Darién es considerada una de las rutas de migrantes irregulares más peligrosas del mundo, no solo por las características propias de una selva tropical con ríos caudalosos y animales salvajes (serpientes, jaguares) e insectos que pueden transmitir enfermedades, sino porque allí se esconden grupos del crimen organizado.
La selva sin vías de comunicación terrestre se convirtió en paso obligado para la migración irregular desde Sudamérica hacia Estados Unidos, principalmente para haitianos, africanos y asiáticos, quienes en su mayoría son movidos masivamente por traficantes de personas y el alto volumen de arribos simultáneos generó una crisis humanitaria, que las autoridades panameñas intentan paliar.
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