Para la bailarina principal del Ballet Nacional de Cuba (BNC), Claudia García, la academia inculcó en ella valores como la disciplina; los maestros contribuyeron al perfeccionamiento de su forma de bailar; le dio los amigos que son también familia y junto a los cuales comparte teatros y triunfos.
‘No sentí que mi adolescencia se limitara, al contrario, hacía lo que me gustaba, aproveché el tiempo y considero que aprendí mucho más que otros a esa edad’, enfatizó la joven cuyo debut en 2019 en El Lago de los cines demostró, a juicio de los críticos, dominio del estilo y expresión dramática.
En entrevista con Prensa Latina, la primera bailarina del BNC, Sadaise Arencibia, recordó a sus profesoras Adria Velázquez, quien la llevó para su casa durante los 15 días previos a su audición en la compañía cubana, y a Mirta Hermida que, como ejercicio, la hacía gritar a voz en cuello por los balcones del Gran Teatro para mejorar su proyección artística.
‘Reconozco que, en determinados momentos, era mucha la presión. Pero mientras estuve en la escuela jamás pensé que esta profesión me pudiera estar robando mi juventud. No me quitó nada porque siempre lo fue todo. Desde la niñez llena todos los espacios de mi vida y le da sentido’, subrayó.
Grettel Morejón— la más joven primera bailarina del BNC y la última formada por el padre de la escuela cubana de ballet, Fernando Alonso—consideró que su vida profesional es una continuidad del proceso inicial de aprendizaje y reconoció que en esos años superó sus principales miedos.
‘Si tuviera que escoger un momento imprescindible en esa institución, me aferraría al recuerdo de los ensayos con el maestro Alonso. Conocerlo fue un punto de giro y reforzó mi convicción desde niña: la danza es mi razón de existencia y mi refugio’, acentuó Morejón.
Los bailarines principales Chanell Cabrera Sansón y Adrián Sánchez Hernández destacaron que gracias a ese espacio de formación pisaron por primera vez los escenarios teatrales, si bien significó algunas limitantes pues el bailarín debe cuidar su ‘herramienta de trabajo fundamental’, evitar heridas y accidentes.
‘Fueron 8 años llenos de alegrías, conocimientos, experiencias, crecimiento artístico y moral. Cuando mi mamá enfermó de gravedad gracias a la disciplina, madurez y a la familia formada por maestros y compañeros pude salir adelante’, revela Ailadi Travieso, bailarina del BNC en la categoría corifeo.
El aprendizaje en ese centro, dirigido desde finales de la década de 1960 por la maître Ramona de Saa, es tan abarcador que incluye asignaturas diversas como: repertorio; composición coreográfica; bailes folclóricos, contemporáneos e históricos; puntas; educación musical; idiomas, entre otras.
Desde 1959 la enseñanza del ballet contó con el apoyo del gobierno y el propio líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, acompañó de cerca las iniciativas de Alicia, Alberto y Fernando Alonso. El 22 de junio de 2001, durante el acto inaugural de la nueva sede de la Escuela Nacional de Ballet en la habanera calle Prado, el dirigente indicó:
‘No es cualquier cosa crear una compañía de ballet, (…) la calidad de una obra de este tipo, de una obra cultural y artística como esta no es cuestión de dos años, ni tres años, ni diez años, ha sido cuestión de decenas de años para alcanzar ese prestigio que tiene hoy nuestro ballet (…)’
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