Realizada en Georgia e Italia, la indagación expuesta en el 23 Congreso Europeo de Endocrinología, describe que, perder la interacción social causó malestar psicológico y físico en individuos con enfermedades como diabetes o hipocortisolismo, trastorno por el cual las glándulas suprarrenales no producen suficientes hormonas.
Los datos revelaron que el impacto de la cuarentena social en las personas con diabetes en la región de Adjara, perteneciente a Georgia, provocó un aumento de los niveles de presión arterial en el 88,2 por ciento de los pacientes, y en el 50 por ciento de estos casos se produjo una hospitalización.
Además de estos factores físicos, se observó un aumento de los sentimientos de ansiedad y miedo en el 82 por ciento de los estudiados.
Por otro lado, en Italia, los pacientes con hipocortisolismo experimentaron esas mismas sensaciones, ‘asociadas también a una emoción de falta de complacencia con uno mismo y a una menor capacidad de recuperación, en comparación con personas sanas’, señala el texto.
Esta investigación confirmó los efectos negativos e indirectos del aislamiento social y la cuarentena quienes viven con diabetes y se enfrentaron a situaciones como el menor acceso a la atención médica, aumento de peso y mayor consumo de cigarrillos o alcohol, indicaron unos 16 endocrinólogos y 22 médicos entrevistados en Georgia.
Asimismo, puntualizaron que la actividad física, un factor preventivo vital para futuros problemas físicos y psicológicos, se redujo en un 29,8 por ciento.
Los expertos italianos informaron que los datos recogidos durante las tres últimas semanas de la cuarentena masiva con una duración de dos meses en ese país, confirmaban un aumento de ansiedad y depresión en 478 pacientes con hipocortisolismo.
‘Ambas investigaciones recalcan que, además de la atención médica requerida por los enfermos de Covid-19, en cada nación, los servicios sanitarios deberían considerar la posibilidad de ofrecer asesoramiento psicológico a otros pacientes vulnerables’, subraya el informe.
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