Al montar bicicleta las articulaciones sufren menos tensión y lesiones que en otras actividades deportivas, precisan los sitios Cycling Weekly y Medicine of Cyclism.
Todos los grupos musculares principales participan al pedalear, al tiempo que las personas ven incrementada su fuerza, resistencia y capacidad aeróbica.
No es difícil practicar el ciclismo, pues no se requiere un alto nivel de habilidad física y su intensidad es regulable.
Montar bicicleta es una actividad aeróbica, lo que implica que el aparato cardiopulmonar se pone en funcionamiento para irrigar a los músculos que están trabajando.
Esto generará una respiración más profunda y eficiente, y una mayor movilización de reservas de glucógeno y grasa.
Dicha actividad ayuda a tonificar y reafirmar la musculatura de los muslos, pantorrillas, cuádriceps y glúteos, también favorece la zona lumbar, abdominal, pectorales, hombros y espalda.
Debido al esfuerzo físico que provoca, la irrigación sanguínea del corazón y del cerebro se ve incrementada, y ayuda a reducir el riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares, infartos cardiacos o enfermedades como la hipertensión arterial.
El ciclismo disminuye los niveles de lípidos en sangre, quema grasa, reduce los niveles de colesterol, fortalece el sistema inmunológico y disminuye el riesgo de desarrollar cáncer.
También incrementa la función cerebral, favorece la coordinación, mejora la flexibilidad y resistencia osteoarticular, y disminuye el riesgo de desarrollar diabetes, concluye la fuente.
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