Recibimos información extraoficial de entrega a nuestro país no solo de gases lacrimógenos en medio de los conflictos existentes tras la renuncia a la Presidencia de Evo Morales, sino también que la administración de Lenín Moreno cedió municiones de alto calibre, de guerra, explicó el titular en conferencia de prensa.
El abogado Gary Prado informó la semana pasada que el otrora ministro de Gobierno, Arturo Murillo, presionó y gestionó, mediante el Ministerio de Defensa, el préstamo de gases lacrimógenos de Ecuador.
El argumento era, precisó, dotar a la Policía Nacional de insumos antimotines; mientras en las últimas horas abordó el envio de un avión militar a aquella nación para traer los elementos disuasivos en calidad de préstamo.
Bolivia supo por un comunicado del Departamento de Justicia de Estados Unidos la detención el 21 de mayo, en una operación del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), de Murillo bajo cargos de corrupción y lavado de activos en ese país.
Otros involucrados son los ciudadanos Rodrigo Méndez, Luis Berkman, su hijo Bryan Berkman y Philip Lichtenfeld, participantes junto al exfuncionario en un esquema de soborno entre noviembre de 2019 y abril de 2020.
Murillo cometió graves delitos y tiene aquí varios procesos por los cuales deberá rendir cuentas, argumentó el procurador general del Estado boliviano, Wilfredo Chávez, quien estimó que esencialmente se le juzgará por los muertos, en referencia a las masacres de Sacaba y Senkata.
A raíz de la captura en territorio estadounidense, el Ministerio Público de Bolivia retomó con mayor fuerza las investigaciones del caso gases lacrimógenos y convocó recientemente a declarar en calidad de testigos a otros 10 exministros de la gestión de Áñez.
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