Según informó el ministerio de Comercio de China, el titular de esa cartera, Wang Wentao, sostuvo una conversación telefónica con su homóloga estadounidense, la secretaria de Comercio Gina Raimondo.
De acuerdo con el comunicado oficial, en el diálogo ambas partes expresaron sus ‘opiniones de manera sincera y pragmática sobre preocupaciones comunes en el terreno del comercio entre Beijing y Washington.
‘Declararon que la comunicación y los intercambios en el campo de los negocios entre China y Estados Unidos son muy importantes, y acodaron promover el desarrollo saludable de una cooperación pragmática en comercio e inversiones’, añadió el texto.
Se trata de la tercera ocasión en dos semanas que altos funcionarios de los dos países dialogan sobre su relación en materia comercial, después de las conversaciones que sostuvo el líder negociador chino y vice primer ministro, Liu He, primero con la representante comercial estadounidense, Katherine Tai, y después con la secretaria del Tesoro, Janet Yellen.
Observadores consideran positivo estos contactos entre representantes chinos y de la administración del presidente norteamericano, Joe Biden, como un paso inicial para tratar de resolver las diferencias en el espinoso tema comercial.
En enero de 2020, China y Estados Unidos firmaron la fase uno de un acuerdo destinado a terminar con la prolongada guerra comercial iniciada por el ex presidente Donald Trump en 2018.
Dicho pacto estableció obligaciones y mecanismos para manejar diferencias respecto a la propiedad intelectual, alimentos y productos agrícolas, impulso del comercio, finanzas, moneda y transparencia, transferencia forzada de tecnología, evaluación bilateral y resolución de disputas. En él, China se comprometió a hacer importaciones por 200 mil millones de dólares desde Estados Unidos y durante dos años de productos agrícolas y del mar, bienes manufacturados como aeronaves, maquinaria y acero, y artículos del sector energético.
El texto también contempla la prohibición y las sanciones al robo de secretos comerciales y cibernéticos, así como las medidas contra todo tipo de falsificación, piratería y violaciones a los derechos de autor.
Entre otras cuestiones, las dos potencias aceptaron que una puede denunciar a la otra si considera que no respeta lo pactado. De no llegar a un consenso, la queja podrá llegar hasta las máximas autoridades.
Pero no deben aplicarse represalias si se considera que es hecha de ‘buena fe’ y sí podrían abandonar el convenio en caso contrario.
mem/ipf