Los significativos déficits de financiación en el este y sur de África, así como en Medio Oriente, obligan a reducir hasta un 60 por ciento las raciones de las personas más vulnerables que dependen de los alimentos distribuidos por el PMA para sobrevivir.
También la marcada escasez de fondos para la respuesta regional de Siria significa que 242 mil refugiados en Jordania pueden quedar sin asistencia a fines de agosto, a menos que se reciba más dinero.
‘Lo que estamos viendo es el impacto de la Covid-19 en la financiación de los gobiernos donantes, y esto está afectando negativamente nuestra capacidad para responder y apoyar a los más vulnerables del mundo’, dijo Margot van der Velden, directora de Emergencias del PMA.
Ante el creciente riesgo para la vida de las personas más marginadas, instó a los donantes a no dar la espalda a los refugiados cuando más lo necesitan.
Para evitar recortes en la asistencia alimentaria, ya sea la reducción de raciones o la exclusión total de personas de la asistencia, se necesita financiación suficiente al menos un mes antes de la interrupción prevista en el flujo de alimentos a los países de acogida de refugiados.
A las crecientes brechas de financiamiento se suman el aumento de los precios de los alimentos, la reducción de las economías informales y los confinamientos por la Covid-19.
Mientras tanto, el número de personas en necesidad aumenta a nivel mundial en la medida que los conflictos, los desastres y las crisis económicas incrementan los niveles de hambre.
De acuerdo con un nuevo informe del PMA, a principios de año se proyectaban 34 millones al borde de la hambruna, pero al cierre de junio podrían ser 41 millones, por lo que es vital que la comunidad internacional dé un paso adelante para apoyar a los más vulnerables.
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