Algunos la describen como un sistema que convierte los productos de hoy en los recursos del mañana, como por ejemplo la valorización para nuevas construcciones de los residuos de demolición, en contraste con la llamada economía lineal sujeta a la disponibilidad de grandes cantidades de materiales y energía.
Para los expertos, la economía circular constituye una transición inevitable ante la escasez de recursos frente a la creciente demanda de materias primas provocada por el constante aumento de la población mundial.
Datos de la ONU relacionados con sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) señalan la importancia de crear conciencia sobre el desarrollo de estilos de vida en armonía con la naturaleza y argumentan que la demanda de recursos naturales para comida, ropa, agua, vivienda, infraestructura y otros, alcanza niveles sin precedentes.
La extracción de recursos -apunta ese organismo- aumentó más del triple desde 1970, con un incremento del 45 por ciento en el uso de combustibles fósiles.
Advierte, asimismo, que, de mantenerse el nivel de crecimiento previsto, en 2050 la población mundial llegará a nueve mil 600 millones de personas y será necesario ‘el equivalente a casi tres planetas para disponer de los recursos naturales necesarios para sostener el estilo de vida actual’.
Italia constituye uno de los referentes mundiales en la economía circular con el 79 por ciento del reciclaje sobre el total de residuos, el doble de la media lograda en Europa, que en términos ambientales significa un ahorro de 63 millones de toneladas de CO2 equivalente.
Así lo describe ‘Una economía a escala humana para afrontar el futuro’, documento elaborado por la Fundación Symbola de conjunto con la Asociación de Cámaras de Comercio Italianas en el Exterior y Unioncamere, con el patrocinio del Ministerio de Asuntos Exteriores, dirigido a destacar las fortalezas del país en la protección del ambiente.
Diversas acciones surgen y se desarrollan aquí para potenciar ese modelo de desarrollo, ejemplo de ello son los acuerdos entre la Empresa Nacional de Energía (Eni) y la Confederación Nacional de Agricultores Directos (Coldiretti), dirigidos a evaluar iniciativas conjuntas en diversas áreas.
También destaca el proyecto ECCO -Economía Circular de la Comunidad- impulsado por la asociación ambientalista Legambiente y financiado por el Ministerio de Trabajo y Políticas Sociales, enfocado en mejorar el impacto ambiental y a la par promover procesos de inclusión social.
Un reciente informe sobre el tema presentado por la asociación ambientalista más extendida en Italia destacó que durante 18 meses ECCO involucró a más de 700 realidades territoriales, 24 escuelas y más de tres mil estudiantes con el propósito de promover la economía circular a través de cursos de formación.
Impulsar, por un lado, un modelo productivo que tenga como objetivo la reducción de residuos y contaminación, y por otro, nuevas formas de empleo, fueron las metas del denominado ECOO 700, señaló Legambiente en su informe y destacó cómo a partir de él nacieron 15 ‘polos de economía circular’ de un extremo a otro de la península.
Esos llamados ‘rihub’, indicó el texto, organizaron cursos de formación para empleos verdes centrados en diversas cadenas de suministro sostenibles, como el ecoturismo la ecorestauración y el cicloturismo, así como la apicultura, durante más de año y medio, a pesar de las restricciones aún vigentes para enfrentar la pandemia de Covid-19.
El proyecto abarcó a más de 600 participantes en formación, el 10 por ciento de ellos desempleados, pacientes de departamentos de salud mental y jóvenes sin ocupación ni formación educacional.
Para Lorenzo Barucca, responsable de economía civil de Legambiente, ECCO introdujo el concepto de inclusión circular, una combinación necesaria de desafíos ambientales y sociales, aún más necesario en medio de la crisis pandémica.
Los resultados de ECCO están sustentados en dos encuestas dirigidas al mundo empresarial para observar cuánto y cómo invierten en términos de sostenibilidad y cuánto espacio se dedicará a los empleos verdes en los próximos años.
El primer sondeo, realizado por la Universidad de Padua, examinó 64 empresas, el 69 por ciento procedentes del sector manufacturero y el resto a los servicios, certificadas como ‘circulares’ y analizó, durante el período pandémico, estrategias de inversión, redes de suministro de materiales, la sostenibilidad ambiental y social.
Ese estudio mostró que las acciones de economía circular más utilizadas por las empresas verdes están vinculadas a la minimización de la producción de residuos (79 por ciento) y a un menor uso de recursos como agua, energía y materias primas (67 por ciento).
Además, especial atención adquiere la inclusión de materiales de desecho dentro del proceso productivo, residuos que provienen tanto de otros sujetos (65 por ciento), como, aunque en menor medida, del ciclo productivo de la propia empresa (48 por ciento).
De igual modo el estudio ‘Empleos verdes y la economía circular’, desarrollado por Green Factor para el proyecto ECCO también evidenció que ese tipo de unidades son más resistentes a las crisis.
Confirmó que las empresas más ecosostenibles son también las más resilientes, es decir, las que mejor resistieron la recesión provocada por la pandemia. De hecho, el 16 por ciento de las empresas que realizaron inversiones en sostenibilidad consiguieron incrementar su facturación, mientras que en las no verdes fueron solo el nueve por ciento.
Las habilidades verdes están cerca de una demanda laboral del 82 por ciento, en tanto las digitales en un 93, que según previsiones de Unioncamere, en el lapso 2021-2024 el mercado laboral requerirá 1,6 millones de trabajadores capaces de desarrollar soluciones y estrategias ecosostenibles.
En ese sentido, se estima que la aptitud para el ahorro energético y la sostenibilidad ambiental será el factor decisivo para la contratación en casi un millón de perfiles.
El proyecto ECCO concluyó con la propuesta de creación de una ‘Guía de profesiones verdes’, un manual con 27 profesiones para las que son necesarias crecientes ‘habilidades verdes’, las cuales van desde el cocinero al administrador de red informática y desde el herrero al fisioterapeuta.
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