La institución espera que la filial de la trasnacional canadiense First Quantum rinda cuenta de ese proyecto, cuando en realidad debería ocuparse del fin de las operaciones y un plan de preservación y gestión segura, ordenado por el Gobierno a finales de 2023.
La compañía anunció el pasado 20 de febrero este proyecto con el fin de incentivar la participación ciudadana y dar a conocer lo que está ocurriendo dentro de la mina de cobre en la localidad de Donoso, oriental provincia de Colón.
El cese de operaciones de Minera Panamá lo indicó el Ejecutivo bajo la presión de intensas protestas populares que sacudieron al país en octubre y noviembre del pasado año y luego que la Corte Suprema de Justicia declarara inconstitucional un convenio suscrito con el Estado.
De manera paralela, trascendió, la compañía extranjera comenzó en Estados Unidos un proceso de arbitraje para demandar a Panamá unos 20 mil millones de dólares para proteger su inversión, según el diario La Prensa.
Por su parte, la portavoz de la minera, Maru Gálvez, insistió en que el programa de visitas de la población fue anunciado días después que organizaciones ambientalistas denunciaran incumplimiento en el cierre de operaciones y riesgos de daños a la naturaleza.
Estadísticas de First Quantum precisan que su producción equivale al 5,0 por ciento del Producto Interno Bruto del istmo y que de unos siete mil trabajadores, apenas mil 500 permanecen en la mina.
Recientes informes del Centro de Incidencia Ambiental (CIAM) señalan los peligros existentes en el cierre de Minera Panamá, los cuales no han sido revelados por el Gobierno.
Para el biólogo Isaías Ramos, del CIAM, es preocupante la carencia de una hoja de ruta clara para el cierre y los peligros asociados en ese lugar donde no hay movimiento de trabajadores ni maquinaria en el sitio.
El informe destaca la presencia de un tajo en la mina donde se observa una acumulación de agua con un azul intenso, similar al del sulfato de cobre (sulfato cúprico hidratado). Según el documento, esta situación sugiere la posibilidad de la formación de drenajes ácidos con alto contenido de hierro y azufre en la zona, lo que podría contaminar las aguas superficiales y subterráneas del lugar.
En relación con las tinas de relave, se señala que hay abundante material proveniente de la explotación minera, que requiere supervisión y manejo constante debido a su potencial alta acidez.
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