Si bien respetamos el derecho de cualquier equipo a realizar amistosos con otro, nos gustaría señalar el hecho de que al jugar el partido en Jerusalén, que implica actividades en la parte ocupada, el Barcelona violaría los derechos de la PFA, subraya la entidad en un comunicado.
Ambas formaciones acordaron disputar un encuentro amistoso el próximo 4 de agosto, en medio de la polémica.
El texto recuerda la visita del club catalán a la región en 2013 con un mensaje de paz, pero con esta decisión, señala, esa idea parece borrosa para millones de palestinos y de personas en el mundo que luchan contra el racismo. La PFA señala que el FC Beitar es un equipo que nunca contrató a un árabe. Jugadores de Bosnia y del territorio ruso de Chechenia se vieron obligados a abandonar la plantilla por los ataques racistas.
Al respecto, precisa que el sector ultra de los aficionados, conocido como La Familia, está directamente relacionado con diversos actos de vandalismo, terror y violencia contra palestinos, mientras sus canciones incluyen ‘lemas racistas, insultos religiosos y llaman a quemar pueblos árabes y matar árabes’.
Resalta que el partido se jugaría en un estadio levantado sobre el demolido pueblo palestino de Al Malha, cuya población vive en la actualidad en campos de refugiados.
Conocido por su hinchada ultra, el FC Beitar es el único once de la primera división israelí que nunca fichó a un árabe.
En noviembre de 2007, en el aniversario de la muerte del ex primer ministro Isaac Rabin, La Familia no respetó el minuto de silencio acordado y por el contrario coreó gritos en defensa de Yigal Amir, el judío ultraortodoxo que lo asesinó.
Durante la temporada 2012-13 los radicales desataron una campaña cuando el equipó incluyó en su nómina a dos chechenos: Zaur Sadaev, de 23 años, y Gabriel Kadiev, de 19. El primero jugó siete partidos, el segundo solo uno.
oda/rob