La obra, situada a 18 kilómetros de esta tricentenaria ciudad, estuvo a cargo de ingenieros civiles del patio dirigidos por Luis Sáenz Duplace, quienes utilizaron por primera vez el hormigón estructural para los semiarcos del sistema Melan.
El uso de ese tipo de arcada resultó algo novedoso al construirse con acero laminado, el cual fue armado en dos partes y posteriormente unidas mediante giros hasta la posición definitiva.
Las vigas se colocaron con una llamada en el argot como armadura de lanzamiento, sin la cual no hubiese sido posible su ejecución, por cuanto en esa época (de 1956 a 1960) los técnicos del sector de la isla sólo disponían de grúas de 30 toneladas.
El puente de Bacunayagua tiene 314 metros de longitud y 110 metros de altura, el más largo y alto de Cuba, y se desliza sobre una inmensa abertura que forma el río de igual nombre en tanto el 26 de septiembre de 1959 está asentado como su fecha de inauguración.
Una parada en el mirador ubicado al lado oeste de esta icónica pasarela supone el contacto exclusivo con un paraje, ubicado entre mar, la garganta de la citada corriente fluvial, palmas reales y otras especies botánicas.
Las aves vuelan a niveles inferiores que los vehículos y el pavimento y muchas veces es imposible comprobar el verdadero tamaño de los animales, en tanto las casas se divisan como minúsculos aposentos y las personas casi son imperceptibles.
Desde el Puente se divisa en todo su esplendor el Valle del Yumurí, una joya paisajística de fama internacional que adorna a esta urbe, cabecera provincial homónima, a 100 kilómetros al este de La Habana.
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