El fallo de Saka en el último intento de la sesión de penales selló la victoria de la escuadra ‘azurra’ y desató una explosión espontánea de júbilo de norte a sur de la península, con la cual los italianos descargaron la tensión vivida hasta el último segundo del partido alargado a tiempo extra empatado a uno.
El epicentro de la fiesta en esta capital fue la Piazza del Popolo, donde dos mil 500 personas con asientos reservados y protegidas por las medidas contra la Covid-19, disfrutaron la actuación del conjunto reconstruido por el Director Técnico, Roberto Mancini, tras el fracaso en la clasificación hacia el mundial de Moscú 2018.
A pesar de ser domingo y medianoche, caravanas de vehículos circularon por calles y avenidas con aire de fiesta nacional y la alegría desbordante reservada para una ocasión esperada desde 1968, cuando Italia ganó aquí el campeonato continental frente a la exYugoslavia 2-0.
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