Amplificado este lunes por varios medios y plataformas, en el discurso pronunciado este fin de semana en un Encuentro de Cultura en Sao Paulo, Lula insistió en la necesidad de que el gigante suramericano priorice la inclusión social.
‘Sigan protestando porque el grito de ustedes es el que puede ayudar a liberar este país’, reiteró.
Indicó que, si la causa es solo para bienestar personal, ‘es una muy pequeña. No puedo entender cómo alguien puede dormir tranquilo cuando sabemos que la ciudad más rica (Sao Paulo) de América Latina tiene miles de niños y niñas que duermen bajo una lona en la acera’, lamentó.
En otra arista de su alocución, el fundador del Partido de los Trabajadores aclaró que los militares no deben buscar ‘enemigos internos’, sino proteger la soberanía del país y luchar contra los contrarios externos.
‘Hay que cuidar nuestra frontera, los 17 mil kilómetros de frontera seca y los ocho mil kilómetros de marítima. No hay que inmiscuirse en la política interna’, insistió.
Lula, quien lidera las intenciones de voto para la presidencia en las elecciones de 2022, también criticó cómo se expresan los militares al hablar de política y comentó que en su gobierno (2003-2011) no lo vio.
Sin dar nombres, recordó a uno que quiso declarar en uniforme en la comisión del Senado que evalúa la gestión gubernamental ante la Covid-19.
Al exministro de Sanidad, general Eduardo Pazuello, le aconsejaron que no acudiera a esa junta en vestimenta castrense.
Para el exdirigente obrero, ‘no es el uniforme lo que impone respeto, es el carácter. Es su comportamiento profesional. Usted está en el Ejército para garantizar la soberanía de su país’, remarcó y acusó a Bolsonaro de estar ‘cerca del fascismo’.
Nuevamente bajo el grito Fuera Bolsonaro, más de 300 ciudades de Brasil y algunas del extranjero realizaron el 3 de julio actos y marchas en una jornada denominada #3J para exigir la destitución de Bolsonaro.
Esta fue la tercera manifestación nacional tras las celebradas el 29 de mayo y 19 de junio.
Como en anteriores protestas, los movimientos sociales y populares, sindicatos y los jóvenes encabezaron el levantamiento en defensa también de la vacunación contra la Covid-19 y la ayuda de emergencia de 600 reales (unos 106 dólares).
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