Sin embargo, la capacidad organizativa y el innegable éxito deportivo -sus legados más importantes- quedaron empañados por la revelación de la existencia de un gran esquema de corrupción en torno a la elección de la Ciudad Maravillosa como sede olímpica.
Casi un año después de Río 2016, la primera justa bajo los cinco aros en Sudamérica, la investigación Unfairplay (Juego sucio) -una ramificación de la megaoperación Lava Jato-, descubrió que el presidente del Comité Olímpico Brasileño (COB), Carlos Nuzman, era el punto de la conexión que compró votos para la selección de la ciudad carioca como sede.
La pesquisa estimó que el exgobernador de Río Sergio Cabral fungió como el cerebro de ese esquema ilícito y supuestamente puso sobre la mesa dos millones de dólares estadounidenses en sobornos para «aupar» a su ciudad en la votación.
Aseguró Unfairplay que el empresario Arthur Soares, principal contratista del gobierno de Cabral, efectuó ese pago días antes del voto durante la CXXI sesión del Comité Olímpico Internacional celebrada en el centro de exhibiciones Bella Center, en Copenhague, el 2 de octubre de 2009.
La célebre urbe brasileña fue elegida tras sumar en la votación final 66 votos contra 32 de Madrid.
«Los elementos acopiados nos llevaron a la conclusión de que Cabral y su organización criminal, integrada por Soares, efectivamente compraron el voto para que Río de Janeiro fuera la sede de los Juegos Olímpicos», destacó en su momento la fiscal brasileña Fabiana Schneider.
UNA MIRADA AL INTERIOR DE RÍO 2016
La liza de la Ciudad Maravillosa se disputó entre el 5 y el 21 de agosto con la presencia de 11 mil 238 atletas de 207 comités olímpicos nacionales -Sudán del Sur y Kosovo estrenaron su blasón olímpico-, quienes intervinieron en 306 eventos de 28 deportes, incluyendo el rugby 7 y el golf, que regresó al programa de los Juegos tras 112 años de espera.
En el dosier de la candidatura de Río de Janeiro 2016, publicado en 2009, se estimó que la inversión total para la realización de los Juegos sería de aproximadamente dos mil 800 millones de dólares.
Serían destinados principalmente al desarrollo de infraestructura y transporte en barrios de la ciudad (Barra da Tijuca, Copacabana, Deodoro y Maracaná), y a la construcción de instalaciones para las competencias deportivas.
Las competiciones se llevaron a cabo en 33 recintos deportivos ubicados en esas cuatro zonas y Copacabana, y en cinco estadios en las ciudades de São Paulo, Belo Horizonte, Salvador de Bahía, Brasilia y Manaus.
La reunión atlética de Río fue la segunda ocasión en que lo mejor del deporte mundial se reunía en Latinoamérica, tras las competiciones escenificadas en México, en 1968.
La Agencia Mundial Antidopaje (AMA) detalló graves problemas con la gestión del control antidopaje.
Solo siete atletas de cuatro deportes -halterofilia, ciclismo, natación y pista y campo- resultaron sancionados por dopaje.
JUEGOS VERSUS CRISIS POLÍTICA
Las apetencias políticas de la derecha brasileña dieron un golpe de Estado «blando» a la presidenta Dilma Rousseff (Partido de los Trabajadores de Brasil), quien fue apartada de sus funciones meses antes del inicio de las competiciones olímpicas como resultado de un polémico impeachment.
En mayo del 2016 el Senado brasileño votó a favor del juicio político contra la jefa de Estado por lo que debió separarse de su cargo por un período de 180 días durante el cual se analizaron las pruebas que supuestamente vincularon a la mandataria con un presunto atraso en el envío de recursos a los estatales Banco do Brasil, Caixa Económica Federal y Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), cantidades que aparentemente se destinaron a pagar programas sociales en un año electoral.
Analistas políticos señalaron que el juicio atentó contra las políticas sociales y de combate a la pobreza y la desigualdad desarrolladas por Rousseff.
Su vicepresidente Michel Temer, quien articuló el plan del golpe codo con codo con el entonces presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, ambos del Movimiento Democrático Brasileño (MDB), pasó a fungir como presidente interino de Brasil.
Parco al ofrecer opiniones de las naciones sedes, el Comité Olímpico Internacional (COI) tuvo que reconocer, sin embargo, que Brasil vivía una de las peores crisis de su historia.
«Espero que no tengamos que pasar nunca más por este nivel de estrés», dijo entonces el titular de la entidad deportiva, Thomas Bach.
EL VIRUS DEL ZIKA AMENAZA
El Comité de Emergencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró en febrero del 2016 que el virus del zika, con presencia en 24 países de América, constituía una emergencia de salud pública de importancia internacional.
El virus, que trasmite el mosquito Aedes aegypti, vector además del dengue y el chikungunya, normalmente provoca una infección leve esta vez asociada a casos de microcefalia en bebés de madres infectadas y a algunos de síndrome de Guillain-Barré.
Pese a las alarmas de otras entidades de salud y especialistas que ahuyentaron a algunos atletas y visitantes en general, la liza olímpica carioca no registró ningún caso de zika entre las más de ocho mil 600 personas atendidas -dos mil 133 extranjeros-, en centros de salud y hospitales públicos.
El gigante suramericano fue uno de los países más afectados en el mundo por esta pandemia y en el primer semestre del 2016, la enfermedad se extendió a todos los estados del país y obligó al Gobierno a declarar estado de emergencia.
DONDE NACIERON LAS HISTORIAS
Pese a celebrarse en medio de una crisis política y económica y con el virus del zika amenazante, la fiesta deportiva de la Ciudad Maravillosa aprobó su examen con más de 11 mil competidores, se establecieron 31 récords olímpicos y mundiales repartidos entre atletismo, ciclismo, halterofilia y tiro con arco.
Más de un millón de turistas acudió a justa atlética carioca y algo más cinco mil periodistas dieron cobertura al evento.
Con un total de 19 medallas (siete oros, seis platas y seis bronces) los brasileños quedaron en el lugar 13, fuera del top ten al que aspiraban llegar como organizadores. El financiamiento para la preparación de sus atletas fue de casi dos mil millones de reales (más de 600 millones de dólares) y Brasil esperaba ganar entre 22 y 29 medallas.
Estados Unidos revalidó su título de Londres-2012 con 121 medallas (46 de oro, 37 de plata y 38 de bronce), Reino Unido conquistó la segunda plaza y mejoró su tercer lugar anterior, 67 (27-23-17) y la República Popular China, ocupante del segundo lugar cuatro años atrás, se ubicó tercera, 70 (26-18-26).
Los Juegos de Río 2016 resultaron tierra fértil en la que los sueños se convirtieron en realidades y las historias de los nuevos héroes de la mente y el músculo llenaron los principales espacios deportivos del mundo entero.
En su rica historia, además, se asentaron el adiós de dos grandes leyendas: el nadador estadounidense Michael Phelps y el velocista jamaicano UsainBolt.
El tritón norteño puso fin a su carrera tras conseguir 28 medallas -23 de ellas de oro, tres de plata y dos de bronce-, muchas más que la totalidad alcanzada por algunos países en toda su historia olímpica.
Por su parte, el caribeño Bolt se despidió con el metal dorado del relevo 4 X 100 para completar los ocho títulos en Juegos Olímpicos e integrar la lista de los mejores especialistas del campo y pista de todos los tiempos junto al finlandés PaavoNurmi y al estadounidense Carl Lewis, entre otros.
Olímpico Internacional tras pedir a los comités nacionales identificar a los atletas con potencial de participación en calidad de refugiados: cuatro mujeres y seis hombres, provenientes de Siria, Sudan del Sur, Congo y Etiopía, representaron la esperanza de millones de personas obligadas a huir de sus países a causa de la persecución y la guerra.
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*Periodista de la redacción de Deportes de Prensa Latina.