Bennett quiso decir que tanto judíos como musulmanes tienen libertad para visitar ese lugar sagrado, señaló este lunes la Oficina del Primer Ministro en un comunicado.
En medio de los enfrentamientos ayer por la entrada al recinto de unos mil 500 colonos, protegidos por la policía, el jefe de gobierno ultraderechista afirmó que los fieles de ambas religiones tienen libertad de culto allí.
El diario The Times of Israel estimó que esas declaraciones son ‘un cambio potencialmente explosivo’ pues desde hace décadas a los judíos solo se les permite visitar el complejo, con numerosas condiciones, pero no rezar.
La oficina aclaró que Israel mantendrá el status quo en el lugar, venerado tanto por musulmanes, que lo llaman Explanada de las Mezquitas, como por judíos, que lo conocen como el Monte del Templo.
Para los primeros porque en su interior está la Mezquita de Al Aqsa, su tercer sitio más sagrado, para los segundos porque allí se construyeron sus dos templos bíblicos.
Los países musulmanes rechazan de forma tajante cualquier cambio de la situación, por lo cual las declaraciones de Bennett fueron duramente cuestionadas al considerarlas parte de la estrategia para judeizar la zona árabe de Jerusalén.
Este domingo unos mil 500 colonos ingresaron al lugar con intensión de rezar al argumentar que celebraban el día del ayuno de la Tisha BeAv, fecha que marca los aniversarios de la destrucción del primer templo bíblico (según la tradición en el año 586 a.n.e) y del segundo (en el 70 d.e.).
Su irrupción provocó choques con los numerosos palestinos presentes, que fueron blanco de la represión policial.
El Canal 12 reveló este fin de semana que judíos ortodoxos visitan desde hace meses el sitio y rezan allí en silencio sin ser interrumpidos por las fuerzas de seguridad israelíes.
En un intento por minimizar esas denuncias, el portavoz del ministro de Seguridad Pública Omer Barlev expresó que el Gobierno no aprobó cambios en la política sobre el tema.
La explanada de las Mezquitas forma parte de la ciudad vieja, ubicada en la parte oriental de la metrópoli, ocupada por el ejército de Israel durante la guerra de 1967.
En 1980 ese país declaró a toda la urbe como su capital eterna e indivisible, una postura rechazada por la comunidad internacional, que considera la zona este como parte del futuro Estado palestino.
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