El ministro de Awqaf, Mohammad Khalaileh, repudió al régimen de Tel Aviv que prohíbe la entrada de musulmanes y apoya allanamientos de colonos.
Awqaf es una entidad jordana a cargo de la protección y custodia de ese recinto sagrado islámico, establecida por resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
A juicio de Khalaileh, las prácticas del ocupante representan una supresión de la libertad religiosa y un ataque al derecho islámico a ese santo lugar.
En cualquier caso, los fieles nunca cederán en honrar una de las tres mezquitas más veneradas por ellos, precisó el funcionario jordano.
El Reino hachemita, dijo, mantendrá la salvaguarda en nombre de la nación islámica y respaldado por la comunidad internacional que reconoce el derecho de los musulmanes a su acceso.
Al-Aqsa es la mayor mezquita de Jerusalén con capacidad para albergar unas cinco mil personas, pero se halla muy cerca de otros lugares de enorme relevancia para el judaísmo y el cristianismo.
Y el conflicto entre islámicos y judíos se refiere a que una parte del muro de protección es el de las Lamentaciones, uno de los restos de la muralla que protegía el Templo de Salomón, el sitio sagrado por antonomasia del judaísmo.
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