Sobre el asunto, la secretaria ejecutiva de ese organismo, Alicia Bárcena, precisó que el pago por el servicio de esa deuda equivale al 59 por ciento de las exportaciones latinoamericanas, situación que destaca entre los grandes frenos al avance económico del continente.
‘Esos niveles de endeudamiento reducen el espacio fiscal y ponen en peligro la recuperación y el crecimiento futuro. En el caso de los pequeños Estados insulares del Caribe, la situación es aún más insostenible, ya que en algunos el nivel de deuda pública supera el 100 por ciento del PIB’, especificó.
Ante ese desafío la Cepal propuso una nueva arquitectura financiera internacional para responder a la emergencia y al desarrollo de la región, e indicó que se necesita un foro multilateral para debatir condiciones de emisión de nueva deuda y su restructuración.
La situación latinoamericana demanda también una agencia multilateral de calificación crediticia, la inclusión de países de ingreso medio en todas las iniciativas de alivio y acceso a liquidez tanto concesional como no concesional y la implementación de instrumentos de financiamiento innovadores.
Se requiere, además, de la capitalización y fortalecimiento de la banca de desarrollo en todos sus niveles, acceso a mecanismos para la aplicación de impuestos globales, eliminación de la elusión, evasión y flujos ilícitos, y repensar el sistema de cooperación para lograr una medición más allá del PIB per cápita, planteó el ente.
También señala que con una contracción del 6,8 por ciento en 2020 -la mayor en 120 años-, 38,3 millones de infectados y 1,29 millones de muertos, Latinoamérica es la región del planeta más afectada por la pandemia de Covid-19 en términos sanitarios y económicos.
La pobreza y la pobreza extrema aumentaron hasta el 33,7 por ciento (209 millones de personas) y el 12,5 por ciento (78 millones), respectivamente, mientras que el cierre de 2,7 millones de empresas llevó la tasa de desocupación el año pasado al 10,7 por ciento.
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