El espacio, uno de los pocos en el mundo consagrados al idioma luso, sufrió un incendio el 21 de diciembre de 2015 y, actualmente, renace desde una perspectiva más abarcadora y social sobre el quinto lenguaje más hablado en el mundo, con 260 millones de personas en nueve países.
Construido originalmente en 1901 como estación de metro y de tren, el espacio de casi cuatro mil metros cuadrados atesoraba exposiciones temporales y un significativo acervo digital alusivo a la historia de esa lengua y la Estación de la Luz.
Gracias a una copia de seguridad, los especialistas recuperaron ese compendio, sin embargo, la estructura original, creada por el arquitecto del gigante suramericano Paulo Mendes da Rocha—Premio Pritzker en 2006—no experimentó igual suerte.
Según las investigaciones periciales, las causas del incendio estuvieron relacionadas con un defecto en uno de los reflectores del edificio de esa estación, a través de la cual pasaban alrededor de 200 mil personas a diario, de acuerdo con cifras de la Compañía Paulista de Trenes Metropolitanos.
Constituido en 2006, el lugar revive con su mismo propósito fundacional: elogiar la diversidad del portugués en el orbe mediante las influencias aportadas por las culturas indígenas, africanas y de otros pueblos como el japonés, español e italiano.
En la recuperación intervinieron artistas, intelectuales y músicos con una inversión aproximada de 17 millones de dólares, proceso que devuelve a los amantes del idioma un recorrido por los orígenes del latín y la integración de las expresiones de esa lengua con más de 500 mil palabras.
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