El exdirector de la Agencia de Investigación Criminal en el Gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018) huyó desde Estados Unidos a Israel cuando su nombre salió a la luz como torturador en un episodio ligado a la desaparición de los jóvenes, y se ha complicado más aun por su participación activa en la adquisición del softward Pegasus y su relación con los israelíes.
En su conferencia de prensa matutina en el Palacio Nacional, el mandatario confirmó que no hay respuesta del ejecutivo de Tel Aviv al reclamo mexicano. Ojalá, dijo, ese Gobierno actúe con respeto de los derechos humanos, pues pedimos la extradición, entre otras cosas, por hechos de tortura.
Relató que hace poco el diario The New York Times publicó un artículo, con las sinuosidades clásicas de ese tipo de notas, atribuyéndolo a una fuente del más alto nivel que no se puede revelar, de que el Gobierno israelí no devolvería a Zerón o postergaría su respuesta.
Se sabe, expresó el presidente, que lo están protegiendo en Israel y no quieren aceptar las causas ni el mecanismo para que sea extraditado. Hay otro asunto de fondo, recordó López Obrador, y es que México voto en la ONU a favor la paz y contra la intervención de Tel Aviv en Palestina, y como represalia ellos no van a enviar al señor Zerón extraditado a México.
Anunció que el canciller Marcelo Ebrard enviará una nota sobre todo esto al Gobierno de Israel, aunque ya el embajador de ese país en México aclaró que lo aparecido en el New York Times no era una postura oficial, sino una declaración de un funcionario que no quiso revelar su identidad.
Ayer el jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera de México, Santiago Nieto, dio todos los detalles de contratos a los israelíes por más de 32 millones de dólares con fines de espionaje.
Dijo que las acciones ilegales comenzaron en el Gobierno de Felipe Calderón (2006-2012) con la compra a precios exagerados de equipos para escucha telefónica, en las que intervino su jefe de seguridad, Genaro García Luna, preso en Estados Unidos.
Se perfeccionó en el de Peña Nieto con la adquisición del software Pegasus, del grupo israelí NSO, a ese exagerado costo, y la intervención de otras empresas mexicanas, mediante contratos firmados por Zerón, por lo cual ahora se entiende mejor el sentido de la protección que le da el Gobierno de Tel Aviv.
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