El evento se realizó a propósito del Día de la Mujer Negra que se celebra cada 25 de julio y este año la pandemia de Covid-19 acentuó las desigualdades en la sociedad y el impacto en esta raza resulta aún mayor que en el resto de la población.
Unas 400 mujeres afrodescendientes se reunieron en la República Dominicana hace 29 años para debatir sus reivindicaciones políticas y tender puentes para promover un cambio conjunto. Desde entonces, cada año se remonta al 25 de julio.
La fecha se denomina oficialmente Día Internacional de la Mujer Negra Latinoamericana y Caribeña, y en Brasil, mediante ley sancionada por la presidenta Dilma Rousseff, también resulta Día Nacional de Tereza de Benguela.
Considerada reina, Benguela vivió en el siglo XVIII en el Vale do Guaporé y dirigió el Quilombo de Quariterê, tras el asesinato de su compañero, José Piolho.
Encabezó la estructura política, económica y administrativa de la comunidad de tres mil personas y unió a negros, blancos e indígenas para defender el territorio en el que vivían, al resistir valientemente a la esclavitud durante más de 20 años.
Durante el debate salió a relucir que la pandemia trajo dificultades por la cuestión económica, pero aún faltan políticas públicas para proteger a las mujeres negras.
Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas, las féminas de esa raza representan un público equivalente a 60 millones de personas, es decir, un 28 por ciento de la población brasileña.
La preocupación por estas mujeres se basa también en el estudio del Instituto de Investigación Económica Aplicada de 2018, el cual señala que la vulnerabilidad de las mujeres negras al desempleo es 50 por ciento mayor que la de las no negras.
Este año la Marcha de las Mujeres Negras en Brasil tuvo su sexta edición, en forma virtual por la Covid-19 que cobró más de 550 mil vidas perdidas, y se basó en tres pilares: formación y autoformación, acogida y autocuidado e incidencia política.
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