Impresionante fue la actuación de la delegación soviética en esta versión, al punto que sólo el último día Estados Unidos pudo asegurar el sitio de honor en el medallero, seriamente amenazado por sus sorprendentes rivales.
La URSS fue una de las 69 delegaciones concurrentes a la capital finesa, con cuatro mil 925 concursantes en total.
El momento más conmovedor de la ceremonia de apertura ocurrió cuando la antorcha olímpica entró al estadio portada por el inolvidable Paavo Nurmi, entonces con 56 años, y la trasladó para el encendido de la llama a otra leyenda de Finlandia, Hannes Kolehmainen (62), grandes exponentes del otrora dominio de este país en las carreras de largo aliento.
El Rey de estos Juegos y heredero de los fineses fue el checoslovaco Emil Zatopek, quien no sólo repitió su éxito de cuatro años atrás en los 10 mil metros, sino que añadió a su palmarés los cinco mil y la maratón, prueba esta en la cual nunca había incursionado. Además, en cada una implantó récord olímpico.
Coincidentemente con su triunfo en los cinco kilómetros, su esposa Dana ganaba la medalla de oro en el lanzamiento de la jabalina. Fue el primer caso de un matrimonio titular en el campo y pista.
Tal vez nadie en la historia le debe tanto a la técnica de la foto-finish como el norteamericano Lindy Remigino.
Durante las eliminatorias olímpicas en su país quedó relegado al cuarto puesto en los 100 metros planos, lo cual lo invalidaba para integrar el equipo. Sin embargo, al estudiarse el registro de la cámara se vio que por fracciones él había ocupado la tercera plaza.
Ya en la final de esa distancia en Helsinki se dio como ganador al jamaicano Herb McKenley, pero una vez más Remigino fue favorecido por la foto que demostró su entrada primero a la meta ‘por una nariz’. Él también integró la posta dorada 4×100 metros.
Walter Davis (EEUU), ganador y recordista del salto alto, fue uno de los más populares monarcas de estos Juegos. A los ocho años de edad fue víctima de la poliomielitis, hasta los 13 estuvo en silla de ruedas y pocos años antes de su aparición olímpica no caminaba sin ayuda de muletas.
Cuatro luchadores turcos se vieron privados de defender los títulos alcanzados cuatro años antes en Londres porque la carta enviada al Comité Organizador ratificando su asistencia al parecer se extravió. Ellos no recibieron respuesta y pensaron que no fueron aceptados, por lo cual no viajaron a Helsinki.
Galina Zybina dio a la Unión Soviética su primera presea olímpica en el atletismo, al ganar con récord la impulsión de la bala. El otro título en este deporte fue a la cuenta de Nina Romashkova en el lanzamiento del disco.
Yugoslavia perdió ante Holanda en la segunda ronda del torneo de polo acuático, pero presentó una protesta considerada inusual pues acusó al árbitro de haber cometido dos graves faltas de juicio durante el juego.
El jurado de apelaciones dio la razón a los yugoslavos y ordenó la repetición de ese partido, ganado entonces por estos, quienes a la postre empataron en el lugar de honor con los húngaros pero les correspondieron las medallas de plata por gol average.
Por cierto, era la segunda vez que Hungría obtenía el título de esa forma, pues en Berlín’1936 pasó lo mismo, pero esa vez en una igualada con Alemania.
Otro matrimonio resultó titular en estos Juegos, el formado por los húngaros Dezso y Eve Gyarmati, el primero en lograrlo en deportes acuáticos. Él integró el equipo triunfador en el polo y
ella ganó en la natación los 200 metros estilo pecho.
En la alberca ocurrió un hecho hilarante cuando inmediatamente
Después de que el francés Jean Boiteaux ganara los 400 metros libres, un hombre de entre el público saltó la barrera, se lanzó a la alberca sin desvestirse y nadó hasta el titular, a quien besó en ambas mejillas, al más puro estilo galo.
Posteriormente se conoció que se trataba del padre de Boiteaux, quien no pudo contener la alegría y protagonizó ese inusual episodio.
La suerte le sonrió al sueco Lasse Hall, quien después de liderar en los dos primeros eventos del pentatlón moderno estuvo a punto de ser descalificado.
En el momento de comenzar la prueba de tiro el escandinavo se encontraba aún en la Villa Olímpica pues su reloj se había detenido y él no había despertado a tiempo.
Tras varios incidentes, Hall llegó al escenario de la lid 20 minutos después de la hora en que debió competir, pero afortunadamente hubo un retraso mientras se analizaba una protesta de un concursante y el sueco pudo ocupar su lugar en la línea de tiro.
Esa casualidad le permitió alzarse a la postre con la medalla de oro, primera vez que un civil la alcanzaba en el pentatlón moderno.
La victoria por países de Estados Unidos estuvo dada por la obtención de 40 títulos, 19 segundos lugares y 17 terceros.
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