Pocos esperaban la irrupción de la cuarteta caribeña, que luego fue un huracán en la zona mixta del Estadio Nacional de Tokio, sede del atletismo, entre preguntas obligadas en español, saltos de alegría y agradecimientos sinceros.
Muy felices con este resultado. Nosotros sí creíamos, por eso no dejamos de festejar, declaró Paulino, vista como la estrella del equipo por su marca individual de 49.99 segundos en la vuelta al óvalo, especialidad que la tendrá en el evento individual.
Un poco más flemático, Ogando agradeció a Dios y a sus entrenadores, mientras Feliz hacía gala de su apellido e impulsaba a su compañero a hablar más, como para quitarse las preguntas de encima.
Medina nunca dejó de sonreír, a la vez que Paulino le solicitó a un periodista cubano que tradujera algunas de las interrogantes: ‘Que hablen en español, traduce Cuba’, dijo, y las carcajadas inundaron el espacio.
Entre risas y burlas entre ellos, los quisqueyanos abandonaron el local y luego sus diálogos se escucharon desde la zona de las pruebas antidoping, con una energía bárbara, de esas que contagia.
En eso de festejar y crear ambiente, el relevo dominicano (3:10.21, récord nacional) venció a todos, aunque en la pista Polonia (3: 09. 87) se llevó la mejor parte y el favorito Estados Unidos (3:10.22) debió conformarse con la tercera posición.
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