Ortega culminó en el séptimo lugar de la modalidad, con un mejor disparo de 64.08 metros, algo lejos de su marca personal de 70.29, e incluso inferior al envío de 64.49 que lo colocó en la discusión de los premios.
Hasta cierto punto quedó por debajo de su calidad, pero nadie en la zona mixta logró borrarle la sonrisa del rostro al fornido atleta, a quien, cuentan, le dicen ‘Búfalo’ dada su corpulencia.
Sin gota de tristeza y satisfecho en extremo, el cafetero espetó que la misión de colocar a su país en la cima la cumplió.
‘Fueron muchos los percances. Sucedieron cosas en el camino y pese a todo, llegamos aquí. Cumplí con mi corazón de colocar el nombre de Colombia en el mejor lugar y eso me hace feliz’, manifestó.
‘La vida es un momentico apenas. Hay esperanza y llegarán mejores resultados, porque también existen ganas’, afirmó quien en 2020 se convirtió en el primer sudamericano en superar la barrera de los 70 metros.
En aquel momentos los sueños florecieron; sin embargo, el hecho de terminar sin un metal en el cuello está lejos de quitarle el sueño a Ortega, quien analiza el contexto desde una perspectiva menos resultadista.
‘Disfruté, es lo más importante’, dijo.
Finalmente, el sueco Daniel Stahl, rey mundial, también hizo suyo el cetro olímpico, al enviar el implemento hasta los 68,90 metros para dejar en plata a su compatriota Simon Pattersson (67,39) y en bronce al austríaco Lukas Weisshaidinger (67,07).
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