El zurdo de oro, como aquí se le conoce, va en las próximas horas por el bronce en Tokio 2020, pero su hazaña ya quedó grabada en las canchas del Musashino Forest Sport, donde se plantó con valentía ante el número dos del mundo, el danés Víktor Axelsen (27 años), como si no importara la diferencia de ranking y dio buena pelea.
Los chapines que lo siguieron aquí sufrieron cada tanto adverso y saltaron de los asientos ante cada arremetida del oriundo de Zacapa, donde su familia y gran parte de la comunidad se juntó para ver jugar a su ídolo como tantas otras veces.
En un país donde el bádminton no mueve mayorías, los mensajes de los últimos días de competencia acompañan y dan fuerza a Kevin para cerrar una historia deportiva de mucha constancia, triunfos panamericanos y centroamericanos y hasta pérdidas familiares que en su momento le hicieron cuestionarse si seguiría su carrera.
‘áGracias por la felicidad KC!’, ‘áGrande Kevin, verdadero #OrgulloNacional!’ y ‘No importa el resultado, Gracias por hacernos vibrar’, son algunas de las expresiones de cariño que dejan desde ayer en Facebook y Twitter incluso aquellos que por vez primera se acercaron a un partido de bádminton.
Pero también de otros deportistas gigantes de Guatemala, como el gimnasta Jorge Vega, quien con optimismo tuiteó que ‘Esto no se acaba hasta que se acaba, Kevin Cordón gana bronce’ y para rematar escribió ‘Sos un campeón, sos una leyenda, sos un orgullo chapín’.
Y ese mismo sentimiento es el que llegará nuevamente hasta las canchas de Tokio, cuando a las 05:00 de mañana (hora local ) enfrente al indonesio Anthony Sinisuka Ginting.
Algunos medios calificaron de insólito su recorrido en suelo japonés al dejar en el camino a favoritos al podio como el nueve del mundo, Angus Ka-Long (22-20 y 21-13) o a Heo Kwang-hee (21-13 y 21-18); pero nada de casual se esconde en lo que hoy celebra a la tremenda cada vez que vence a sus rivales.
Con el primero fue un salto, un remate poderoso al lado derecho, un grito de júbilo a todo pulmón, pecho a tierra y lágrimas sellaron el pase a octavos de final como en Londres 2012, pero ahora sin el fantasma de una lesión en la rodilla que le apartara del camino.
Mucha paciencia –estos son sus cuartos juegos-, y también perseverancia son armas a las que Kevin tuvo que echar mano para llegar a Tokio, sobre todo cuando la pandemia de la Covid-19 asomó en su lista de contrincantes y peligraba su clasificación por el cierre de torneos en el área.
Entonces, aislado en su pueblo natal La Unión por la suspensión de entrenamientos y sin contar con el polideportivo de allí, transformado en puesto médico, Cordón convirtió la iglesia local de San Francisco de Asís en una cancha para no perder la forma con el apoyo del entrenador Mu´amar Qadafi y su preparador de casi toda la vida José María Solís, así como de la Federación Nacional.
Cuando se pudo volver a las instalaciones capitalinas, comenzó una carrera contrarreloj para no perder cada evento que le diera puntos en el ranking y nunca perdió el entusiasmo a pesar de contagiarse este año con la Covid-19, después de su regreso de un torneo en México.
Una internauta, Julissa Huertas, resumía todo el esfuerzo de Cordón con la frase ‘Sin duda has dejado alma y corazón, Gracias por Dar todo’, y el propio atleta sintetizaba en una entrevista su hazaña, aunque su modestia jamás le permitirá calificarla como tal.
‘En Guatemala –afirmó- no hay muchos seguidores del bádminton. Es fútbol, fútbol y fútbol. Nuestro país es pobre. Si tenemos una oportunidad de competir en algo es a base de corazón, y es lo que hago’.
Por eso, más allá de si logra o no una segunda medalla para la tierra del Quetzal que engrose su arsenal olímpico, asoma hoy la riqueza de deportistas como Kevin, quien a base de coraje ya se ganó para la historia el corazón de su gente como lo hizo Érick Barrondo en Londres 2012.
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