Entre esos momentos mágicos que suelen ocurrir en estos escenarios, el centroamericano perdió ante el número tres del ranking mundial, con parciales de 21-18 y 11-21, en 40 minutos de intenso ajetreo en la Plaza Deportiva Musashino Forest. Empero, en su cuarta participación bajo la silueta de los aros entrelazados, Cordón discutirá la medalla de bronce este lunes y campeará por mucho más respeto en una lid que casi siempre guarda sus grandes emociones para jugadores de Asia o Europa.
A sus 34 años, el jugador buscará asegurar la primera presea de América en justas de este rango, algo realmente impensado antes del encendido del pebetero de los llamados Juegos del silencio.
Las cuentas son fáciles: si el ‘Zurdo de oro’ de Guatemala gana, logrará algo inédito. Y a esta altura, todo puede suceder, después de dejar en el camino en cuartos de final al surcoreano Kwanghee Heo, por 2-0 (21-13 y 21-18), uno de los favoritos al título.
Finalizado ese duelo, Cordón no podía dejar de llorar. ‘Vean mi rostro. Ahora mismo no puedo hablar, creo que esta sonrisa dice mucho más’, afirmó minutos luego en la zona mixta, cuando ya había digerido la información.
En Tokio 2020, el nacido en la ciudad de Zacapa alcanzó la cumbre de una carrera que ya contaba con numerosos triunfos en ámbitos menos rimbombantes, entre ellos el oro en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011.
‘En Guatemala no hay muchos seguidores del bádminton. Es fútbol, fútbol y fútbol. Nuestro país es pobre. Si tenemos una oportunidad de competir en algo es a base de corazón, y es lo que hago’, manifestó a la prensa quien de niño soñó con un balón, pero varió su destino cuando tuvo una raqueta en la mano.
Así, tras llegar de un territorio con escasa tradición en la disciplina de los volantes, Cordón dejó atrás el puesto 59 del listado universal y batalla entre los cuatro mejores de esta lid multideportiva, y lo hace sin nervios, porque ‘una de las claves es disfrutar cada acción’, según él mismo apuntó.
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