Este problema amenaza la salud y la vida cotidiana de los habitantes de ese territorio palestino, donde viven unas dos millones de personas, porque la mayoría no puede refrigerar sus alimentos y las plantas de tratamiento de aguas residuales no pueden operar, destaca el texto elaborado por el Comité Internacional de la Cruz Roja.
Según la investigación, la falta crónica de electricidad y los cortes de energía afectan psicológicamente a los ciudadanos, apunta.
El documento resalta que la agresión israelí al enclave en mayo último ‘dañó la infraestructura y provocó una escasez masiva de suministro, pues las viviendas ahora tienen apenas cuatro o cinco horas de electricidad por día’.
Si bien algunos pueden permitirse el suministro de electricidad adicional mediante generadores, al menos medio millón no pueden pagar su costo, comenta.
‘Con el suministro de electricidad reducido a tres o cuatro horas al día durante los momentos de mayor crisis, los habitantes de Gaza experimenta grandes limitaciones para realizar sus actividades diarias’, advierte el estudio.
En las últimas semanas diversos organismos de la ONU llamaron a Israel el bloqueo que mantiene contra ese enclave desde 2007 y a permitir la entrada de ayuda humanitaria.
Expertos y comerciantes de la Franja advirtieron en julio sobre el colapso del sector productivo en ese territorio debido a los ataques israelíes ejecutados hace poco más de dos meses.
El Banco Mundial cifró en 570 millones de dólares el valor de las pérdidas como consecuencia de los bombardeos.
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