Datos disponibles de varios países de la región y divulgados por la OPS indican que desde el comienzo de la pandemia 617 mil personas pertenecientes a estas comunidades se infectaron con el virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad, y casi 15 mil fallecieron por complicaciones relacionadas.
‘Es probable que hayan muchos más infectados pero no lo sepamos porque han tenido dificultades para recibir la atención que merecen’, lamentó la doctora Carissa Etienne, directora de ese organismo sanitario.
Señaló que la actual situación epidemiológica ha exacerbado las desigualdades en las Américas y la mayoría de los pueblos indígenas carecen de redes de seguridad financiera y social para mantener a sus familias, incluso cuando están enfermos.
Muchos de ellos habitan en zonas remotas y aisladas donde una clínica o un médico pueden estar a muchos kilómetros o días de distancia.
Asimismo, los que viven en centros urbanos siguen enfrentando barreras invisibles como el idioma, la estigmatización y la pobreza, lo cual puede dejar fuera de su alcance la atención de salud.
En este contexto, la directora de la OPS insistió en que los países deben involucrar a las poblaciones indígenas en la respuesta a la Covid-19 y a los trabajadores de servicios de salud les corresponde ser más sensibles a las necesidades y lenguas de esas comunidades.
Además, deben respetar la tradición de la medicina ancestral que ellos practican.
Hasta el momento, 17 países de las Américas han incluido a los pueblos indígenas en la lista de grupos prioritarios para la vacunación antiCovid-19.
Por ejemplo, en Guatemala más de 134 mil completaron su esquema de vacunación y una cifra superior a los 312 mil lo hicieron en Brasil, pero ‘no tenemos datos de todos los países’, precisó la directora de la OPS.
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