Antes de su deceso, ocurrido la víspera, Pierrat, como era conocido, fungía como editor y durante su vida laboral desempeñó diversos puestos de dirección en la sede central y como corresponsal en el extranjero junto con su esposa, Nancy Zamora, también periodista de la agencia.
En este último aspecto cubrió las oficinas de Rumanía, Francia, España, China, Nicaragua, Venezuela, El Salvador y Bolivia, además de varias conferencias cumbres Iberoamericanas y de los Países No Alineados, entre otras muchas en calidad de enviado especial.
Su meritorio trabajo durante casi cinco décadas le valió el Premio por la Obra de la Vida (2019) que este medio entrega cada año desde 2017.
También trabajó en la sección comercial de Prensa Latina y en la elaboración de importantes publicaciones producidas por la agencia.
En todos esos puestos resaltó por su eficiencia, entrega y excelentes relaciones personales con sus colegas.
Su fallecimiento tuvo un impacto especial dentro del colectivo de periodistas jóvenes, quienes resaltan las enseñanzas recibidas de su relación profesional con Pierrat, tanto en su función de editor como de corresponsal en el extranjero.
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