El proyecto creado por el artista británico Jason de Caires Taylor, invita a una aventura mágica a través del bosque sumergido y con la compañía de personas de diferentes edades, elaboradas con materiales que no dañan el lecho marino.
La exposición, que refleja la necesidad de adentrarse a nuevos paisajes, constituye también una reflexión en torno al cuidado del medio ambiente, la belleza del mundo natural y la necesaria conexión entre los humanos y el entorno.
Con visita obligada vistiendo traje de buzo, el museo rompe con los esquemas tradicionales de este tipo de instituciones, para ubicarse a lo largo de una pendiente submarina, cuya zona más elevada solo cubre un par de metros.
De acuerdo con el responsable de esta iniciativa, los niños con cámara en manos, los adultos pensativos y los árboles, conforman una escena destinada a incidir en la conciencia ambiental y recordar que en las últimas décadas los infantes han quedado ‘excluidos de los lugares salvajes que antes existían’.
La necesidad de recuperar el carácter salvaje de nuestros océanos es tan urgente como la de restablecer nuestra conexión con el mundo natural’, espetó el artista, quien espera un futuro ‘en el que vuelvan el misterio y la magia de la naturaleza’.
Las piezas instaladas, provienen de materiales amigables con el medio ambiente y que favorecen la proliferación de la flora marítima, en tanto servirán de refugio para peces, cangrejos y otras especies de animales.
Anterior a este proyecto, deCaires Taylor diseñó escenas sumergidas para el Museo Submarino de Cancún, México, el más grande de su tipo en el mundo y para el Museo Atlántico sumergido, ubicado en Islas Canarias.
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