La revista Experimental Biology precisó que el consumo agudo e inmediato de esa droga estimulante aumentó la actividad en el cerebro de los peces por un periodo corto de tiempo, y disminuyó durante los momentos de abstinencia, al citar un estudio de la Universidad de Ciencias de la Vida de Praga.
El profesor Pavel Horký, del departamento de zoología de ese centro estudiantil, explicó que los antojos de recompensa de drogas podrían remplazar las recompensas naturales como la búsqueda de comida o el apareamiento en los animales.
Según Horký, el efecto directo sobre el comportamiento de las truchas puede variar en función del tiempo de exposición o la concentración del fármaco.
‘La consecuencia más grave es que la droga altera los patrones de comportamiento naturales de los animales. (…) podría cambiar el funcionamiento de ecosistemas enteros’, enfatizó.
Junto a colegas de la Universidad del Sur de Bohemia, diseñó un experimento que midió el nivel de adicción de los peces y dividió 120 ejemplares en dos tanques de agua de 350 litros durante ocho semanas.
Uno de los recipientes tenía cientos de nanogramos de anfetaminas por litro, el mismo nivel de concentración de la droga hallado en los ríos del país europeo y, al terminar el tiempo de prueba, eliminaron la droga para estudiar al azar el comportamiento de los animales en so siguientes 10 días para detectar signos de adicción y abstinencia.
Con ese propósito, diseñaron un tanque con dos compuertas que simulaba el fluir del río. En un lado, los peces podían nadar en agua contaminada con el mismo nivel de anfetaminas, mientras que en el otro estaba libre de químicos.
‘El pez de control no mostró preferencia por un lado del arroyo o por el otro, pero el pez que había sido drogado eligió repetidamente permanecer en el agua con metanfetaminas’, concluyó la investigación. Similares resultados reveló un grupo de científicos de Estados Unidos sobre cómo las anfetaminas alteraban la base de la vida en ríos de Norteamérica, divulgados por la revista Environmental Science & Technology.
Emma Rosi-Marshall, investigadora del Instituto Cary para el Estudio de los Ecosistemas y autora del trabajo, afirmó que la producción de algas se detuvo debido a la mala fotosíntesis de las productoras primarias de la biopelícula (tapiz bacteriano).
Según la publicación, muchos gobiernos miden en la actualidad el consumo de estas sustancias mediante el análisis de los ríos. Solo en la Unión Europea se hace un seguimiento periódico a las aguas residuales de 67 ciudades para el programa de control de estupefacientes.
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