La noticia salió a relucir ante los intentos de las autoridades texanas de contar con líderes nativos para que ayuden a potenciar el turismo en sus sitios históricos y culturales, mientras, por otro lado, fue aprobado un proyecto de ley en el Senado del estado que restringe aún más la forma en que enseñan allí qué pasó con los indígenas.
Mientras los legisladores apoyan la iniciativa, una agencia estatal nombrada por el gobernador Greg Abbott trata de hacer dinero enamorando a los turistas hacia esos lugares, señaló un reportaje sobre el tema, citado por el diario The Hill.
La violencia y la colonización que dieron lugar al desplazamiento de los nativos americanos probablemente tampoco se enseñarán en los libros de texto escolares, advirtió.
Sin embargo, la Comisión Histórica de Texas espera trabajar con las naciones indígenas para ampliar los multimillonarios programas turísticos del estado, a pesar de que casi todas las naciones originarias fueron expulsadas o destruidas hace décadas y no pueden beneficiarse económicamente de la actividad, apuntó.
Algunos historiadores opinan que la educación sobre los pueblos indígenas en las escuelas públicas de Texas ya es caricaturescamente limitada y superficial, por lo que pocos estudiantes aprenden sobre las contribuciones de los nativos, o el horrible capítulo de su exterminio.
Abbott y la legislatura controlada por los republicanos también respaldaron proyectos de ley que prohíben la enseñanza de la teoría crítica de la raza, una disciplina académica que examina las formas en que el racismo opera en las leyes y la sociedad de Estados Unidos y que prohíbe a los profesores discutir la historia de violencia racial en Texas.
En ese sentido, avalaron una iniciativa de educación patriótica nacionalista denominada Proyecto 1836, en referencia a la llamada independencia que obtuvo Texas de México ese año, y en rechazo al Proyecto 1619, la serie del periódico The New York Times que examinaba el legado de la esclavitud en Estados Unidos.
Con el pretexto de que ‘México ha cruzado la frontera de los Estados Unidos y derramado sangre americana en suelo americano’, el presidente James Polk (1845-1849) desató la guerra expansionista que despojaría a México de los extensos territorios de Texas, Nuevo México, Arizona y Alta California.
El programa de senderos del patrimonio de Texas representa una industria que rebasa los siete mil 300 millones de dólares.
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