‘Dejen de matar el cuerpo y el futuro de nuestros niños y jóvenes. Exigimos justicia’, imploró Guajajara en redes sociales al recordar a Daiana Kaingang, de 11 años de edad, brutalmente asesinada en Rio Grande do Sul.
Kaingang fue violada el domingo por tres adolescentes y dos adultos, entre ellos un tío, y luego fue arrojada desde un peñasco a 20 metros de altura en una zona rural de Dourados, municipio de Mato Grosso do Sul, estado del oeste fronterizo con Paraguay y Bolivia.
Ante la policía, los sospechosos confesaron que dos muchachos fueron los encargados de recoger a la niña en su casa.
En el lugar, comenzaron a ingerir bebidas alcohólicas y en un momento dado, los jóvenes admitieron que arrastraron a la víctima por el pelo hasta la cantera.
‘Los chicos confesaron que recibieron una propuesta en efectivo para arrastrar a la niña al lugar (abrupto)’, informó el policía Erasmo Cubas, a cargo del caso.
Al final, precisó, ‘no había sido una propuesta en dinero, sino que los cuatro acordaron llevarla al acantilado y violarla. Llevaron a la chica a la fuerza al lugar, la golpearon e hirieron en el camino’.
El tío confesó igualmente que violó a la sobrina en ocasiones anteriores.
Los asesinos confesos reconocieron que, tras el estupro colectivo, arrojaron a la menor desde lo alto del peñasco debido a que comenzó a gritar desesperadamente luego de recobrar la conciencia y los amenazó con denunciar lo ocurrido a los caciques de la aldea.
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