Biden dijo el martes que no se arrepiente del paso dado de retirar las fuerzas en medio de informes que indican los talibanes ganan terreno en el país.
En los últimos seis días, los insurgentes ocuparon nueve capitales de provincia, la mayoría de ellas agrupadas en el norte, en una importante escalada de su ofensiva militar y un revés devastador para el gobierno afgano, según reseñó el diario The New York Times.
‘Hemos gastado más de un billón de dólares durante 20 años. Hemos entrenado y equipado con equipos modernos a más de 300 mil fuerzas afganas’, dijo Biden en una conferencia de prensa este martes.
El mandatario prometió que mantendrá sus compromisos de proporcionar apoyo aéreo, reabastecer a las fuerzas afganas con alimentos y equipos y pagar sus salarios. ‘Pero tienen que querer luchar’, añadió.
Los avances en el campo de batalla se producen en un momento en el que la retirada de estadounidense está prácticamente concluida, con una fecha oficial de finalización fijada por Biden para el 31 de agosto.
Mientras, el Pentágono ordenó en los últimos días algunos ataques aéreos en apoyo de las fuerzas gubernamentales, según confirmó el lunes el secretario de prensa del Pentágono, John Kirby, pero se negó a dar detalles.
Por otra parte, legisladores y los críticos estadounidenses de la decisión de Biden de retirarse plantean su preocupación por la posibilidad de que los rebeldes tomen el control total del país y por el vacío que podría quedar sin las fuerzas estadounidenses.
El martes, el enviado estadounidense Zalmay Khalilzad advirtió a los insurgentes que cualquier gobierno que asuma el poder mediante el uso de la fuerza no será reconocido por la comunidad internacional.
Khalilzad viajó a Doha, Catar, donde los talibanes tienen una oficina política, para ‘ayudar a formular una respuesta internacional conjunta al rápido deterioro de la situación’, según el Departamento de Estado.
Funcionarios estadounidenses esperan que los líderes talibanes entablen conversaciones de paz con el gobierno de Kabul a medida que las fuerzas estadounidenses y de la OTAN se acercan a completar su retirada militar del país.
En medios estadounidenses hay preocupación de que tomen el control del país y que cerquen la capital Kabul, en una toma militar completa, algo que es visto por muchos afganos como una clara señal de que sus líderes aceptan la conquista completa del poder por parte de los insurgentes.
Según el Times hasta el martes por la noche, las fuerzas de seguridad afganas no ejecutaron ninguna operación seria para recuperar las capitales tomadas.
Los expertos advierten que si los insurgentes son capaces de conquistar el norte, el país podría caer en sus manos por completo.
El norte es estratégico, porque los rebeldes creen que si pueden capturar estas zonas entonces podrán tomar fácilmente el control del sur y de la capital, Kabul, estiman analistas.
La presencia militar estadounidense en Afganistán finalizará a finales de mes, y la reciente serie de victorias militares de los talibanes no llevó al presidente Biden a reevaluar su estrategia de retirada.
La salida estadounidense ya completó en un 95 por ciento, según las autoridades, pero funcionarios de la administración dicen que el Pentágono probablemente pedirá autorización para realizar más ataques aéreos en los próximos meses, en caso de que la ciudad clave del sur, Kandahar, o la capital del país, Kabul, estén punto de caer.
Expertos anticiparon que tras la retirada de la OTAN y la estadounidense, la nación centroasiática podría estar en camino a una caótica guerra civil.
Los talibanes entraron en conversaciones directas con Washington en 2018, y el año pasado ambas partes llegaron a un acuerdo de paz en Doha que comprometía a Estados Unidos a retirarse y a los talibanes a prevenir ataques contra las fuerzas de ese país.
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