A pedidos del rey Abdullah de Pahang, el jefe de gobierno se mantendrá en el cargo con carácter interino hasta que el Parlamento elija a su sucesor.
En un discurso televisado a todo el país, Yassin atribuyó su renuncia a ‘partidos avariciosos de poder’ y a políticos deseosos de enriquecerse a costa de los bienes públicos.
Alegó también que hizo todo lo posible por liderar los esfuerzos nacionales al país en medio de una crisis económica y sanitaria sin precedentes.
Influyentes círculos políticos comentaron que frente a la actual oleada de Covid-19, la peor desde el inicio de la pandemia en Malasia, es improcedente celebrar elecciones anticipadas. Consideraron, por otra parte, que de momento ninguna otra figura cuenta con el respaldo necesario en el Parlamento (un mínimo de 111 votos).
En sus 17 meses de gobierno Yassin hizo equilibrios para eludir los ataques de la oposición, pero a inicios de este mes el partido Organización Nacional de los Malayos Unidos (UMNO) le retiró su apoyo y lo dejó en minoría en el Legislativo.
Entre los que se barajan como su posible sucesor figuran el viceprimer ministro Ismail Sabri Yackob y el veterano político Tengku Razaleigh Hamzah, ambos afiliados a UMNO.
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