Hace pocas horas, indican reportes de prensa, el ejército israelí bombardeó por enésima ocasión la franja de Gaza, un ataque que coincide con el incremento de las protestas en la frontera común para denunciar el bloqueo de Tel Aviv a esa población árabe y el incremento de la colonización en Cisjordania.
Las autoridades sanitarias del enclave costero revelaron que los choques en la línea de demarcación provocaron heridas a 11 palestinos, tres de ellos alcanzados con munición de combate.
De acuerdo con Fuerzas de Defensa de Israel, sus ataques aéreos del fin de semana tuvieron como metas presuntos objetivos del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas).
En tanto, el portavoz de Hamas, Fawzi Barhoum, responsabilizó a Tel Aviv de la nueva escalada y subrayó que es consecuencia del endurecimiento del asedio a Gaza y la consiguiente crisis humanitaria.
Israel mantiene hace más de 10 años un férreo bloqueo sobre ese territorio palestino, pese a las críticas de diversos organismos internacionales por las consecuencias para la población civil.
Recientemente el Comité Internacional de la Cruz Roja alertó que el 80 por ciento de la población de Gaza vive con apenas unas horas de electricidad al día.
Además, apuntó que la agresión de Tel Aviv a esa área en mayo último ‘dañó la infraestructura y provocó una escasez masiva de suministro’.
La demolición de propiedades palestinas y la expansión israelí por Cisjordania también preocupa a organismos como Naciones Unidas, que ha condenado de forma reiterada esa práctica colonialista e ilegal.
Hasta la fecha, la creación y reconocimiento del Estado palestino es uno de los asuntos pendientes de más larga data en ONU, si bien desde hace 70 años ya existe un Estado de Israel.
Actualmente, la mayoría de la comunidad internacional coincide en que es Tel Aviv quien debe acabar con la colonización de territorio palestino para avanzar hacia la paz y que solo una solución biestatal podrá traer estabilidad a la región.
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