Jorge Escamilla, alcalde del capitalino municipio enclavado en las faldas del también conocido como volcán Quezaltepec, confirmó la decisión, justo en el aniversario 99 de la ‘Recuerda’, como es llamada esta festividad.
‘Esta es una herencia cultural que debe prevalecer siempre, pero en estos momentos estamos atravesando una situación difícil por la pandemia’, señaló Escamilla, a propósito de la prohibición de toda aglomeración.
El edil advirtió que las autoridades velarán por que se cumplan las disposiciones para revertir la actual emergencia epidemiológica, agravada por la circulación de la variante delta del coronavirus causante de la Covid-19.
La suspensión pone de relieve la gravedad de la situación, pues ni siquiera el pasado año, en pleno pico de la pandemia, fue suspendida esta celebración que más identifica a Nejapa, y es un imán de turistas.
Esta tradición marca el inicio de las fiestas patronales en honor a San Jerónimo, y consiste en auténticas batallas entre bandos que se lanzan bolas de yute impregnadas de keroseno e incendiadas.
Declarada como Bien Cultural en 2019 por el Ministerio de Cultura, esta simbólica batalla evoca las bolas de fuego conque, según la mitología, el diablo tentaba a San Jerónimo durante su penitencia.
Con cada Recuerda, las calles de Nejapa -que en idioma náhuatl significa ‘río de cenizas’- se encienden con el rastro de llamas que dejan las bolas ardientes pateadas por los miembros de cada bando.
Vestidos con camisas de manga larga, gorros y guantes de cuero, decenas de jóvenes se entregan a este frenesí que recuerda fiestas pirómanas como las Fallas de Valencia, España, o las parrandas de Remedios, en Cuba.
Las bolas de marras son hechas con trapos de algodón sujetados con alambre de hierro y sumergidas durante semanas en barriles con gasolina, para que ardan mejor e iluminen la noche de Nejapa, cual proyectiles de lava.
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