El Departamento de Ingeniería Química, Biotecnología y Materiales de la Universidad de Chile, el Instituto de Salud Pública (ISP) y el Instituto Max Planck de Alemania participaron en la investigación, basada en la información genética recopilada por el Programa de Vigilancia Genómica del ISP.
Esa herramienta cuantifica la transmisibilidad de variantes nuevas y clásicas del SARS-CoV-2, y mediante la combinación de técnicas bioinformáticas y modelamiento matemático los especialistas comprobaron que los momentos de mayor cantidad de contagios en el país coincidieron con la presencia de las variantes Gamma y Lambda.
El estudio identificó a estas dos cepas y a Alfa como predominantes en el primer semestre de este año, mientras que los investigadores lograron calcular la transmisibilidad relativa de cada una y concluyeron que Gamma y Lambda se transmiten 16 y cinco por ciento más rápido que Alfa, respectivamente.
Esta última, en tanto, es aproximadamente dos veces más contagiosa que la ‘original’.
El académico Álvaro Olivera-Nappa, uno de los autores de la pesquisa, señaló que ‘con este nuevo enfoque de análisis se puede conocer tempranamente la transmisibilidad de nuevas variantes como la Delta, que llegó a Chile en junio, seguir su desarrollo y anticipar medidas para minimizar el contagio comunitario’.
Los científicos son partidarios de programas de alerta temprana sobre la base de la vigilancia genómica, e incluso aseguran que cuando una fracción pequeña, pero representativa de las muestras es analizada, se puede cuantificar el potencial de nuevas cepas del SARS-CoV-2 para propagarse.
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