La última de ellas fue una joven de nombre Yanely Arias, quien murió el pasado viernes en la provincia Hermanos Mirabal, luego de ser rociada en su casa con el mencionado ácido por un desconocido que le trajo flores de regalo.
En junio, los medios de prensa dieron a conocer el caso de Gabriela Mordan, una mujer atacada en la provincia de Santo Domingo con ese mortal líquido, en una acción ordenada por su expareja que le causó severos daños en distintas partes del cuerpo.
Y fresco está aún, el hecho ocurrido en septiembre de 2020, en esta capital, cuando Yocairi Amarante, mientras transitaba en un taxi, recibió un baño de la sustancia el cual dejó en ella muchas secuelas y afectaciones, inclusive la pérdida de la visión.
Siendo afectado en ese mismo acto desalmado el chofer del auto al recibir en sus extremidades superiores parte del líquido.
Estos actos criminales, los cuales afectan a la población dominicana, lo mismo son usados por asuntos pasionales que en asaltos y atracos, sin importar las muertes ocasionadas y en el mejor de los casos, lesiones graves como le sucedió a Esther Jiménez, quien fue intervenida quirúrgicamente en 27 ocasiones.
La sociedad está preocupada por esta modalidad delictiva y pide a gritos que las autoridades tomen las medidas necesarias para evitar su proliferación.
En ese pliego de solicitudes, está el deseo de que el Código Penal tipifique el delito y le ponga en el marco sancionador penas bien altas dada la envergadura de sus consecuencias.
Por tal motivo, al no existir en estos momentos esa figura jurídica, el Ministerio Público está obligado a calificarla dentro de otras como barbarie, violencia contra la mujer, intento de homicidio, entre otros, para lograr al menos condenas de 20 años en el peor de los casos.
En otro orden de cosas, el Instituto Nacional de Protección de los Derechos del Consumidor (Pro Consumidor), prohibió la venta de destapadores de tuberías con ingredientes activos de ácidos inorgánicos como el sulfúrico u otros corrosivos, productos utilizados para fabricar el letal producto que nos ocupa.
Recientemente el director ejecutivo de Pro Consumidor, Eddy Alcántara, informó al país que esa entidad decomisó decenas de envases de ese producto químico en negocios de varias demarcaciones del país y declaró una ofensiva en su contra con el objetivo de garantizar la salud y seguridad de la población.
Sin dudas, estamos en presencia de un hecho delictivo, por demás criminal e inhumano, que debe enfrentarse desde todas sus aristas y desde todas las instituciones y entidades pues no solo deja muertes, también secuelas las cuales en la mayoría de los casos acompaña a las víctimas de por vida, incluyendo la carga económica para su atención.
El Ácido del Diablo es un arma tan terrible, que merita -aprovechando en estos momentos es discutido en esta nación las modificaciones del Código Penal-, estar entre los delitos con más altas penas para hacer desistir de cometer tamaña agresión a quienes en algún momento han pensado llevarla a cabo.
msm/ema