En un evento de alto nivel de la Asamblea General de la ONU para conmemorar el Día Internacional contra los Ensayos Nucleares, la diplomática japonesa insistió en la importancia de ese pacto.
Según destacó, el tratado es la pieza central de los esfuerzos mundiales para eliminar las pruebas nucleares de una vez por todas y tiene el poder de proteger a las generaciones futuras del sufrimiento humano y de una catástrofe ambiental.
También pone un freno al desarrollo de nuevos dispositivos de ese tipo, pero a pesar de su aceptación casi universal, no se ha aprovechado todo el potencial del pacto y aún no entra en vigor, lamentó Nakamitsu.
En total, detalló, se sabe que ocho países realizaron más de dos mil ensayos nucleares, muchos de ellos en algunos de los entornos más remotos del planeta.
Los ocho Estados cuyas ratificaciones son necesarias para que el tratado entre en vigor tienen una responsabilidad especial, aunque todos deben comprometerse con una prohibición jurídicamente vinculante, subrayó.
Este año marca el 30 aniversario del cierre del lugar de pruebas nucleares de Semipalatinsk, en Kazajistán, el sitio de ese tipo más grande de la antigua Unión Soviética, recordó.
Tal hecho marcó el final de una era de ensayos nucleares desenfrenados y cinco años después, se adoptó el tratado de prohibición de esas pruebas, un momento histórico para el multilateralismo y el desarme nuclear, continuó.
La diplomática japonesa llamó a reflexionar sobre el compromiso de poner fin a todos los ensayos nucleares, por parte de cualquiera y en cualquier lugar.
Esas tentativas causaron un enorme sufrimiento humano y destruyeron ecosistemas que tardarán décadas, si no siglos, en sanar, aseveró.
La Asamblea General de la ONU celebró este miércoles una reunión plenaria de alto nivel para promover el Día Internacional contra los Ensayos Nucleares, el cual se conmemoró el pasado 29 de agosto.
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