El grupo salió de la sede del campamento, en la Fundación Nacional de las Artes, hacia la Praça do Compromisso (Plaza del Compromiso), donde un monumento honra al nativo Galdino Jesus dos Santos, quemado vivo por cinco jóvenes en 1997, en el capitalino barrio Asa Sul.
Cuando las indígenas llegaron al lugar, cerca de la estatua, prendieron fuego a un muñeco que, según los manifestantes, representaba al presidente Jair Bolsonaro.
El acto estaba previsto para ayer, pero la marcha se pospuso debido a manifestaciones progubernamentales que se realizaron en la Explanada de los Ministerios desde el 7 de septiembre, con agendas antidemocráticas y anticonstitucionales.
Según la Articulación Nacional de Mujeres Indígenas Guerreras de lo Ancestral, la decisión de posponer la protesta tenía como objetivo ‘garantizar la vida de los presentes’.
El juicio sobre el marco temporal continuará el 15 de septiembre en el Supremo Tribunal Federal.
La votación está en curso desde el 26 de agosto y debe dar punto final al futuro de las jurisdicciones de terrenos aborígenes en el país.
Tal decisión de los magistrados puede definir el curso de más de 300 procesos abiertos acerca de la cuestión.
El relator del caso, el ministro Edson Fachin, afirmó la víspera en el Supremo que la posesión nativa no equivale a la civil y no debe ser investigada bajo esa perspectiva, sino en base a la Constitución, que les garantiza el derecho originario a las tierras.
‘Los derechos de las comunidades indígenas consisten en derechos fundamentales, que garantizan el mantenimiento de las condiciones de existencia y vida digna de sus pueblos’, precisó.
Insistió en que la tierra, para los aborígenes, no tiene valor comercial, como en el sentido privado de la posesión. ‘Es una relación de identidad, espiritualidad y existencia’, subrayó.
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