Según apuntó el portavoz del secretario general de Naciones Unidas, Stéphane Dujarric, el alto representante reiteró la necesidad de que las partes trabajen juntas para asegurar una paz duradera en ese territorio.
La víspera, Lacroix culminó su visita de cuatro días a la nación africana y se espera que a finales de esta semana ofrezca un reporte detallado al respecto, indicó el vocero.
En julio de este año, Sudán del Sur conmemoró el décimo aniversario de su independencia, cuando todavía restan por cumplirse aspectos claves del acuerdo de paz, firmado en 2018.
Además, el país atraviesa un complejo panorama de inseguridad alimentaria, pero el Programa Mundial de Alimentos anunció este lunes que ante la escasez de fondos, suspenderá en octubre la asistencia para más de 100 mil personas desplazadas a lo interno del país.
De acuerdo con el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, 8,3 millones de sursudaneses -cerca de dos tercios de la población- necesita ayuda humanitaria y más de la mitad de esas personas son niños.
Sudan del Sur sufre por la violencia, la hambruna y una difícil situación económica empeorada por una inflación galopante, que algunos observadores identifican como la pesadilla después del sueño de la independencia.
Diversas regiones de ese territorio se vieron afectadas recientemente por la sequía, tras dos años de inundaciones consecutivas y una plaga de langostas del desierto, que en conjunto deterioraron más el consumo de víveres.
Unido a ello se disparó la violencia entre comunidades y -según la ONU- más del 80 por ciento de víctimas civiles durante el último año fueron el resultado de esos altercados, en su mayoría causados por motivos políticos, pero también para acaparar tierras y ganado.
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