En la urbe de unos 240 mil habitantes fronteriza con Polonia, el sumo pontífice presidió la Divina Liturgia Bizantina de San Juan Crisóstomo, sostuvo un encuentro con representantes de la comunidad gitana y otro con 25 mil jóvenes congregados en el estadio Lokomotiva.
Se habla mucho de amor, pero en realidad rige otro principio: cada uno piensa por sí mismo, dijo el papa a los jóvenes a quienes pidió no dejarse influenciar por eso, ‘por lo que está mal, por el mal que está haciendo estragos’.
No se dejen aprisionar por la tristeza, por el desánimo resignado de quienes dicen que nada cambiará jamás, indicó el pontífice y advirtió que ‘el pesimismo nos enferma de amargura, nos envejece por dentro’.
Por otra parte, destacó la importancia de tener presentes las raíces, representadas por los padres y sobre todo los abuelos quienes, precisó, prepararon el terreno y en ese sentido invitó a los presentes a preguntarles y dedicar tiempo a escucharlos.
Hoy existe el peligro de crecer desarraigados, porque nos inclinamos a correr, a hacer todo con prisa: lo que vemos en internet nos puede llegar de inmediato a casa; con un solo clic, aparecerán personas y cosas en la pantalla, subrayó el sucesor de Pedro.
Francisco viajará mañana a la ciudad de Sastín donde participará en un momento de oración con los obispos en el Santuario Nacional, donde celebrará una misa en un espacio abierto, antes de regresar a las 13.30, hora local, a esta capital desde donde partirá hacia Roma.
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