Tenemos que hacerlo porque esto no es solo un problema de educación, es un problema de salud mental de los niños, dijo a la prensa el portavoz presidencial Harry Roque.
Roque fue un poco más allá, y dijo que podría crearse un serio problema para la economía porque podrían perder una generación si no retoman las clases cara a cara.
Si bien muchos países del mundo ya han reabierto parcial o totalmente las escuelas para recibir lecciones presenciales, Filipinas las mantiene cerradas desde marzo de 2020.
El presidente Rodrigo Duterte aprobó este lunes un decreto para que escuelas públicas en áreas consideradas de ‘riesgo mínimo’ para la transmisión del virus puedan participar en la prueba de dos meses.
Las aulas estarán abiertas para niños desde edad infantil hasta tercer grado y la escuela secundaria superior, pero la cantidad de estudiantes y las horas dedicadas a las lecciones presenciales serán limitadas.
Los colegios que deseen participar serán evaluados por su preparación, necesitarán la aprobación de los gobiernos locales para reabrir, y se requerirá también el consentimiento por escrito de los padres.
Si el plan piloto es seguro, si es efectivo, lo incrementaremos gradualmente, declaró la secretaria de Educación, Leonor Briones.
De todas maneras, continuará un programa de ‘aprendizaje combinado’, que incluye clases en línea, materiales impresos y lecciones transmitidas por televisión y redes sociales.
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