Apunta que el flujo de migrantes tiene orígenes diversos, pero los procedentes de Haití son, por mucho, los más numerosos, y protagonistas de un drama humanitario en diversos puntos del territorio nacional.
Explica que la mayor parte de ellos se encuentran cercados en Tapachula, Chiapas; hay miles varados en la frontera con Estados Unidos bajo los puentes que comunican Ciudad Acuña, Coahuila, con Del Río, Texas.
Ayer se reportó que en las inmediaciones de Monclova decenas de haitianos caminaban por la carretera 57 con la intención de llegar a esa misma localidad fronteriza coahuilense.
La Jornada considera en su editorial que, más allá de juicios sobre el desempeño de las autoridades migratorias mexicanas ante esta crisis, es claro que el país está desbordado por la llegada masiva de personas procedentes de Asia, África y América Latina.
Su génesis, asegura, está fuera del alcance de las autoridades mexicanas, no solo por las razones que obligan a miles de personas a dejar sus países sino también por la inconsecuencia del gobierno estadounidense de Joe Biden, quien prometió como candidato una apertura migratoria que como mandatario ha sido incapaz de practicarla.
Estima que el gobierno de México ha sido claro e insistente en su propuesta a Estados Unidos de enfrentar la raíz el flujo migratorio procedente del llamado Triángulo Norte de Centroamérica, formado por Guatemala, Honduras y El Salvador, mediante la aplicación de programas sociales.
México ha tenido éxito en la aplicación de esos programas como el de reforestación masiva Sembrando Vida, que generan miles de empleos inmediatos, y le ha propuesto a Washington extenderlo a los países emisores de migrantes.
El diario señala lo urgente de incluir en esa iniciativa, con carácter prioritario, a Haití, sin duda el más golpeado por la miseria, las enfermedades, la inestabilidad política y, encima, por el efecto de fenómenos naturales devastadores.
Tomando en cuenta todos los desastres que sufre, no es de extrañar que el país más pobre del hemisferio, sea el punto de partida de una emigración masiva.
Lo sorprendente es que la comunidad internacional y las naciones de América no hayan emprendido una acción concertada de solidaridad que permita a la nación haitiana superar sus circunstancias más trágicas y acuciantes, con la excepción de Cuba, que ha mantenido una ayuda constante a ese país, concluye el diario.
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