En su informe sobre el desarrollo rural, ese organismo de Naciones Unidas planteó que la apuesta por la agricultura industrial y la producción de más calorías a bajo costo está acompañada de un aumento de la malnutrición, un mayor desperdicio de alimentos y un elevado costo ambiental.
Además, los sistemas alimentarios son responsables del 37 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero, y son muy vulnerables al cambio climático.
‘Vivimos en un mundo de flagrantes e injustas contradicciones. Vemos altos índices de obesidad, mientras 800 millones de personas pasan hambre. Los alimentos nutritivos son caros, pero muchos pequeños agricultores son pobres’, aseguró la vicepresidenta de Estrategia y Conocimientos del FIDA y responsable del texto, Jyotsna Puri.
Al respecto, aseguró que está clara la necesidad de una revolución tan radical que las versiones anteriores de los sistemas alimentarios sean irreconocibles.
El documento subraya la importancia de centrar las inversiones y los cambios de políticas en las cadenas de valor alimentarias rurales para que todas las personas puedan acceder a suficientes alimentos nutritivos de una manera que no dañe el medio ambiente, y para que los productores puedan obtener ingresos dignos.
Resalta, además, que la mayoría de los habitantes de las zonas rurales obtienen sus recursos del trabajo en la agricultura en pequeña escala, que representa una fuente vital de alimentos a nivel nacional y mundial.
De hecho, en las explotaciones de hasta dos hectáreas se produce el 31 por ciento de los alimentos a nivel blobal en menos del 11 por ciento de las tierras agrícolas.
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