Aunque legalmente se les permite residir aquí y trabajar, su situación los deja en una situación precaria, alertó el periódico.
Lamentó que el Gobierno tarde tanto en procesar la solicitud de condición de refugiado de cada individuo y que rara vez lo conceda, lo cual ‘los deja atrapados en un país casi sin derechos y con un futuro incierto’.
Hotline, una organización sin fines de lucro que defiende los derechos de los migrantes y refugiados, señaló que en mayo último estaban en proceso 21 mil solicitudes de asilo de Eritrea y seis mil 100 de Sudán.
Los dos países representan más del 80 por ciento de todos los solicitantes de asilo de África en esta nación levantina.
A principios de mes, el diario The Times of Israel también denunció las políticas de Tel Aviv hacia los africanos, al señalar que contrastan con las de los judíos, a quienes se les otorga la ciudadanía automática en virtud de la Ley del Retorno.
Decenas de miles de personas de ese continente viven en este país en un ‘limbo jurídico y en riesgo de ser enviados de regreso a los infiernos de los que escaparon’, destacó entones la publicación.
Ante una campaña aparentemente diseñada para hacer la vida en Israel lo más incómoda posible para los migrantes, muchos ya no ven al país como un lugar al que huir, sino como otro del cual escapar, resaltó.
‘La gente ya no tiene esperanzas de que algo cambie’, afirmó Sumia Omar, oriunda de la región sudanesa de Darfur, epicentro de un violento conflicto desde hace años.
Ya llevo aquí una década y no veo ninguna luz al final del túnel. En 2014 y 2015 los israelíes locales nos arrojaban huevos y agua y nos robaban las bolsas, mejoró un poco desde entonces, pero seguimos recibiendo palizas, relató.
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