Al participar en una ceremonia en el Palacio del Planalto (sede del Poder Ejecutivo en Brasilia), referida a las mil jornadas de su administración, el exmilitar afirmó que las Fuerzas Armadas deben ser tratadas con respeto y no cumplirán ninguna orden absurda de él o de otro gobernante, sin aclarar lo de ilógica.
‘Las Fuerzas Armadas están aquí. Están a mis órdenes. Sí, a mis órdenes. Si doy una orden absurda, ¿la cumplirán? No. Ni la mía, ni la de ningún Gobierno. Y las Fuerzas Armadas tienen que ser tratadas con respeto’, declaró en el acto.
La Constitución define al presidente de la República como el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, que incluyen el Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea.
Apuntó que los puestos que ocupan los militares en el Gobierno se deben a su ‘ciclo de amistades’. El mandatario, con más de tres décadas de carrera política, es un capitán retirado del Ejército.
Bolsonaro aseguró en anteriores arengas que los militares deciden si el país vive en democracia o en dictadura, utiliza a menudo el término ‘mi Ejército’ en sus discursos con un sesgo de amenaza a otros poderes.
El 7 de septiembre, el presidente participó en actos antidemocráticos en Brasilia y Sao Paulo, amenazó con un golpe de Estado y atacó al Poder Judicial.
Además, en agosto, personal blindado de la Marina desfiló frente al Planalto y le entregó una invitación para que asistiera a una sesión de entrenamiento.
Tal desfile fue visto como una forma de presionar a la Cámara de Diputados, que el mismo día votó la propuesta defendida por el gobernante de la boleta impresa y no fue aprobada.
Entre otros temas, el jefe de Estad.o aludió en el acto de Planalto a las elecciones de 2022, para las cuales todas las encuestas de opinión señalan como favorito al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
‘El que olvida el pasado está condenado a no tener futuro’, alertó Bolsonaro, para apuntar que en esas justas comiciales Brasil corre el riesgo de ‘seguir el camino (de la izquierda) de otros países’ de Sudamérica.
Pese a los esfuerzos del exparacaidista por presentar una nación en avance, analistas coinciden en señalar que en casi dos años y 10 meses de gobierno, el gigante suramericano tiene que lidiar con nefastos indicadores económicos, inestabilidad política y sigue golpeado por la pandemia de Covid-19 que dejó casi 600 mil muertos.
Bolsonaro es considerado el principal responsable de estos escenarios, hasta el punto que enfrenta un creciente rechazo entre la población (53 por ciento de desaprobación) y 132 pedidos de destitución descansan en la Cámara baja.
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