El presidente de LUMA Energy, Wayne Stensby, sostuvo que el sistema eléctrico del país está ‘sumamente frágil’ y tomará mucho tiempo llevarlo a un estado óptimo ‘es el peor de Norteamérica’.
Anticipó que los abonados comenzarán a ver mejorías en el sistema a lo largo del tiempo, pero hasta que no se estabilice el área de generación, las mejoras a la red de transmisión y distribución dependerá de la capacidad de las plantas de producir la electricidad.
No obstante dejó establecido que la reducción en las interrupciones en el servicio no se puede medir en días, meses y ni siquiera en años.
El consorcio canadiense-estadounidense LUMA Energy asumió la transmisión y distribución de la estatal Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) el 1 de junio de 2021 como parte de la privatización del sistema puertorriqueño, aunque sin aportar capital.
El contrato suscrito el 22 de junio de 2020 como parte de la privatización de la AEE incluye una compensación de 125 millones de dólares anuales por un término de 15 años.
Stensby sostuvo que ‘el gobierno de Puerto Rico no le dio nada a LUMA’, pues lo que hizo fue probar una ley para transformar el sistema eléctrico y a partir de ahí se realizó un proceso de licitación en el que el consorcio participó.
Para el ejecutivo de LUMA se trató de la mejor propuesta, que fue avalada por el Comité de Alianzas Público Privadas, la junta de gobierno de la AEE y la Junta de Supervisión Fiscal (JSF), que controla las finanzas del gobierno de Puerto Rico a partir de una imposición de Washington.
Pese a la parquedad que le ha caracterizado, afirmó que la empresa tiene en Puerto Rico tres mil empleados, aunque nuevamente se negó a revelar a los periodistas con cuánto celadores cuentan, un punto de gran controversia.
De hecho, la Comisión de Energía de la Cámara de Representantes tiene una demanda contra LUMA Energy, la que ha recurrido los distintos fallos en su contra, ahora por segunda vez en el Tribunal Supremo de Puerto Rico.
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